Televisión de proximidad: el valor diferencial en la TV por Suscripción

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Durante los últimos años ha existido un permanente debate acerca de si es pertinente o no la producción de canales de televisión local por parte de los cable operadores, una discusión trasversal a diferentes áreas de las empresas, desde lo financiero hasta programación. El debate ha sido nutrido no solo por factores internos y de mercado, sino también por fenómenos como la globalización, que ha estado presente en todas las áreas culturales, incluidas, por supuesto, la televisión y el audiovisual.

La globalización ha sido interpretada a menudo como un proceso de homogenización, en el cual todas las culturas terminan permeadas por la hegemónica, llevando incluso a muchos gobiernos a regular el tema, exigiendo la presencia de canales locales en las ofertas de programación, como mecanismo de protección de la cultura y las industrias locales.

Si bien este proceso puede efectivamente representar un riesgo, es solo la mitad del panorama. La globalización implica también un enorme intercambio de servicios, ideas y principios culturales. Por tanto, más que una amenaza, es una oportunidad para que la cultura local y los valores comunitarios se fortalezcan y compartan.

Las tecnologías de la información y la comunicación, TIC, y muy especialmente Internet, han permitido que muchísima información cultural que quedaba restringida las comunidades y regiones donde se podía transmitir por medios de menor alcance. Hoy, contenidos que antes eran de poco alcance por su carácter local comienzan a circular por el mundo.

Esos contenidos se han convertido en un plus innegable para canales de distribución global, tanto que industrias enteras generadas al sol de la globalización, como «Bollywood» (y otros centros de producción de la India) y RT desde Rusia, están soportadas en las singularidades culturales de los países de, con esa extraña mezcla global que hace que todos en el mundo puedan sentirse familiares ante dichos contenidos, a la vez que aprenden y conocen elementos seleccionados de dicha cultura.

En el caso particular de la televisión por cable, su presencia local y el conocimiento de la región que circundan, les permiten crear y ofrecer contenidos audiovisuales de proximidad que terminan convirtiéndose en un importante valor diferencial. La posibilidad de que los mismos usuarios se vean en televisión, con historias cercanas y cotidianas, o que el operador pueda transmitir eventos enmarcados en el contexto cultural, deportivo y social de la comunidad, es un valor de grandes proporciones, que en muchos casos se convierte en esquema de fidelización y sentido de pertenencia hacia el operador, por parte de los usuarios, al tiempo que lo vincula social, emocional y comercialmente con su zona de influencia.

Durante los primeros años de emergencia de la televisión por suscripción este fenómeno se limitó a pequeños operadores. Sin embargo, hoy grandes corporaciones, como el grupo Slim, están incursionando en audaces propuestas de televisión de proximidad. Tal es el caso de Red Más Noticias, que se ha consolido en Colombia como una alternativa de opinión e información exclusiva de Claro Colombia; lo mismo ha ocurrido con Milicom, que con Tigo Sports en Paraguay es hoy el mayor canal deportivo sintonizado en esta región, al igual que Telefónica, empresa que a través de Movistar Perú y su canal Yups consigue seducir el público adolescente de este país.

Si bien los detractores de los canales propios locales afirman que producir televisión es muy costoso y que ese no es negocio del cableoperador, ambas afirmaciones se desvirtúan si el balance económico no se mide en términos de flujo de caja, sino de fidelización de los usuarios; para un cableoperador invertir en un canal local es una estartegia de mercadeo para fidelizar a sus clientes, tal como el programa de puntos de un supermercado o las millas de una aerolínea. Lo importante es hacerlo bien, con calidad y eficiencia.

En este contexto, queda en evidencia la importancia que lo local y lo cercano tienen para la TV. Y así como los medios globales se convierten en mostrarios culturales, son los medios locales los llamados a producir los contenidos, pues los productores y realizadores están inmersos en la cotidianidad y la proximidad de cada comunidad.

La labor de estos medios no solo es generar contenidos para el mercado televisivo global, sino además emitirlos en un ámbito cotidiano y cercano. Estos medios y canales pueden convertirse así en un apoyo para procesos culturales tan esenciales como la preservación de la memoria, las manifestaciones artísticas y la cultura del diálogo.

Por otra parte, los canales de televisión comunitarios, locales y regionales, cuando son hechos con calidad y compromiso, deben ser considerados en sí mismos como bienes culturales, pues además de recoger y transmitir los contenidos mencionados con las vitrinas y plataformas de comunicación más al alcance de la gente.

Sería una mala decisión de un operador de televisión cerrada sacrificar su carácter local y su cercanía con la gente y la comunidad, en aras de una supuesta preferencia de la población por los contenidos extranjeros. Fortalecerse en lo cercano, en lo local, con calidad e innovación en contenidos y narrativas, puede hacer que un canal pase de ser un simple transmisor a ser un patrimonio de la gente, que lo reconozca como su espacio y su vitrina, por lo que un equilibrio entre contenidos extranjeros y televisión de calidad, es la mejor estrategia que un operador de televisión por suscripción puede emprender.

Por:
Gabriel E. Levy B.
Sergio A. Urquijo M.

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