Luego de tres años de intensas reuniones y disputas entre Google y los medios de comunicación de Francia, la Autoridad de la Competencia de ese país acaba de aprobar un documento de acuerdo entre las partes, que obliga a la corporación de Alphabet Inc. a pagar por los contenidos periodístico que distribuya.
¿En qué consiste el acuerdo logrado por los medios franceses con Google?
Por: Gabriel E. Levy B.
www.galevy.com
La situación en Contexto
Los medios digitales en internet construyeron un valor diferencial respecto a los medios tradicionales, a partir de la posibilidad de que millones de personas pueden consumir y crear, de manera autónoma, contenido original.
El fenómeno conocido como prosumo, desencadenó la mayor explosión de contenidos en la historia de la humanidad, marcando niveles de participación nunca antes vistos y motivando la creación interactiva de contenidos por parte de los usuarios, lo cual estuvo combinado con tecnologías de comunicación inmediatas y de doble vía.
Este cambio permitió por primera vez no solo presenciar una explosión única de contenidos, sino además llevar y gestionar estadísticas en tiempo real.
El mercado entró en euforia y terminó trasladando buena parte de la publicidad a internet: según cifras de Nielsen, solo en Estados Unidos, el tamaño de este mercado ronda los cien mil millones de dólares[1].
Pero la misma euforia que desencadenó la masiva creación de contenidos y participación de los usuarios, se convirtió en una espada de Damocles para los medios digitales.
El primer detonante fue el crecimiento de la publicidad de contenidos xenofóbicos, racistas y extremistas, que ante la imposibilidad de ser detectados por el algoritmo de Google en los videoblogs de YouTube y por el de Facebook en sus muros, compartieron de forma cotidiana la pantalla con importantes marcas comerciales. En uno de esos desafortunados patrocinios, un directivo de Pepsico descubrió como su marca antecedía contenidos que promovían el extremismo ideológico, por lo que ordenó la suspensión de toda forma de participación publicitaria en YouTube. Google prometió aumentar su personal para mejorar así el control humano, a la vez que perfeccionaba el algoritmo, asunto que demoró varios meses en ser resuelto.
Superado parcialmente este incidente, surgió otro aún más delicado: emergieron en los medios sociales imágenes crudas derivadas de acontecimientos reales. Imágenes de asesinatos en vivo, accidentes brutales captados con celulares, suicidios y otra variopinta cantidad de contenidos impactantes que provocaron le deserción de muchísimas marcas que no quisieron seguir compartiendo su pantalla junto a un grotesco espejo de la decadencia humana. Nuevamente, las compañías de Silicon Valley debieron hacer un esfuerzo y ajustar sus protocolos de control de contenidos para evitar este tipo de material.
El uso parasitario de los contenidos periodísticos
Si bien los medios tradicionales no han estado exentos de caer en noticias falsas y, en muchos casos, de perder la objetividad, su experiencia y el soporte periodístico que los respalda se han convertido en un valor diferencial importante en el universo digital, por lo que se ha transformado en una tendencia global que los ciudadanos estén optando por regresar a los medios de trayectoria, tal y como lo confirmó recientemente un estudio denominado In News We Trust:
“Las noticias falsas han hecho que más del setenta y cinco (75) por ciento de los encuestados a nivel mundial, aseguren que es más probable que ahora busquen sitios de noticias confiables y de alta calidad”[2].
De igual forma, la encuesta anual realizada por el equipo de Ogilvy Media Influence, evidenció que, ante el aumento de las Fake News, los medios de trayectoria se han convertido en la fuente de consulta más confiable en el entorno digital.
Lo anterior ha desencadenado que plataformas como Google o Facebook sean utilizadas en gran medida por los usuarios para la consulta de información y noticias en los medios de comunicación tradicionales. Sin embargo, la pauta publicitaria de esta intermediación queda totalmente para las plataformas y los medios de comunicación.
Es por esta razón que muchos países han optado por exigir a las grandes plataformas de Silicon Valley el pago de una contraprestación económica por el uso indiscriminado que hacen de los contenidos de los medios tradicionales, siendo el caso de Australia posiblemente el más conocido hasta ahora, en donde, mediante una ley ordinaria, se obliga a Google y Facebook a pagar una compensación a los medios de comunicación.
El caso de Francia
En 2019, luego de una denuncia realizada por diversas asociaciones y medios de comunicación contra la corporación de Alphabet Inc., la Autoridad de la Competencia de este país inició un procedimiento obligando a las partes a llegar a un acuerdo de compensación por los contenidos distribuidos a través de la plataforma de Google.
En abril de 2020 la Autoridad de la Competencia de Francia impuso medidas cautelares para que Google negocie de buena fe con los medios, pero tras el incumplimiento por parte de la empresa, en julio de 2021 Google fue multada con 500 millones de euros.
Durante varios años, y muchas reuniones con más desacuerdos que puntos en común, las partes trataron de llegar a un acuerdo, hecho que finalmente se materializó en los últimos meses.
Tras una propuesta enviada por Google el 9 de mayo de 2022, el regulador consideró que los compromisos ofrecidos “son sustanciales, creíbles y verificables. Por lo tanto, ha decidido aceptarlos y hacerlos vinculantes”. Estos se aplicarán durante cinco años y serán renovables por un período de cinco años más.
“La Autoridad de la Competencia de Francia -organismo independiente que regula el equilibrio de poder entre las partes económicas, y evita los monopolios-, aceptó los compromisos asumidos por Google a negociar y compartir información necesaria para una evaluación transparente del pago a los medios por la divulgación de contenidos, de tal forma que los medios se verán beneficiados con dinero cada vez que Google obtenga beneficios económicos con cualquier producción periodística”[3].
El compromiso obliga a la consolidación de un marco para negociar y compartir la información necesaria para una evaluación “transparente” de la remuneración de los derechos de las agencias de prensa y los editores, y hace que estos compromisos sean vinculantes, según ha anunciado este martes el organismo en un comunicado[4].
En el comunicado del regulador se afirma que con este compromiso se cierra el procedimiento iniciado en noviembre de 2019, en el que la Alianza de la Prensa de Interés General (APIG), el Sindicato de Editores de Revistas de Francia (SEPM) y la agencia de noticias AFP, denunciaron que Google no estaba cumpliendo con la Ley de Derechos Conexos, que obliga a las plataformas a pagar a los medios que crean los contenidos en concepto de “derechos afines”.
El presidente de la Autoridad de la Competencia, Benoît Cœuré, declaró que el acuerdo “permite crear un entorno que ofrece más estabilidad y garantías de equidad para los editores y las agencias de prensa” [5].
Es importante recordar que Francia fue el primer país de Europa que traspuso la Directiva 2019/790 sobre derechos de autor y derechos afines en el mercado único digital, que entró en vigor en junio de 2019 y comenzó a aplicarse en octubre del mismo año.
En conclusión, el acuerdo con Google, aprobado por la Autoridad de la Competencia de Francia, marca un importante precedente global, que se suma al de otras nacionales como Australia para que exista una justa compensación por el pago de los contenidos periodísticos creados por los medios de comunicación y que son distribuidos a través de plataformas digitales como las de Facebook o Google.