La era digital prometió conexión, visibilidad y libertad de expresión.
Pero en medio de esa promesa se oculta un sistema de vigilancia invisible, sofisticado y permanente.
Instagram y Facebook, las joyas del imperio Meta, ya no solo son plataformas de interacción social: hoy operan como fábricas de datos personales, campos de entrenamiento para algoritmos de inteligencia artificial, y vitrinas abiertas a vulnerabilidades de seguridad que comprometen a millones sin que muchos lo noten.
Dime que aplicaciones tienes instaladas y te diré que tan seguro es tu Smartphone
Por: Gabriel E. Levy B.
Millones de personas en todo el mundo eligen dispositivos iPhone por una razón que trasciende la moda o el diseño: la seguridad.
Apple ha construido un ecosistema cerrado, controlado y mucho más resistente frente a amenazas digitales en comparación con Android.
El sistema operativo iOS se caracteriza por ser menos vulnerable a troyanos, malware, virus y otras formas de intrusión, gracias a estrictos controles de acceso, revisiones de aplicaciones y actualizaciones constantes.
La privacidad es, sin duda, uno de los pilares más fuertes de su arquitectura.
Sin embargo, esta ventaja se desmorona con un solo gesto: instalar Facebook o Instagram en el dispositivo.
Ambas aplicaciones, propiedad de Meta, funcionan como agujeros negros de datos dentro de un sistema que en general, por lo demás, es muy seguro por sí mismo.
La paradoja es evidente: los usuarios gastan cientos o miles de dólares en un iPhone para proteger su información personal, pero la entregan voluntariamente a dos plataformas que han sido reiteradamente cuestionadas por prácticas intrusivas de vigilancia, minería de datos y uso indebido de la información.
No importa cuán sofisticado sea el dispositivo si el software instalado se encarga de desmantelar todas sus barreras de privacidad.
Como señala el investigador en ciberseguridad Bart Jacobs, “la seguridad no depende solo del sistema, sino de los servicios que elegimos usar en él”.
Tener un iPhone con Facebook e Instagram es como blindar las ventanas de una casa y luego dejar la puerta principal abierta: la amenaza ya no entra por la fuerza, entra con invitación.
Tu smartphone es tan seguro como la aplicación más insegura que tengas instalada
No importa cuántas capas de encriptación tenga tu dispositivo, ni cuán avanzada sea la tecnología de seguridad que lo protege: si llevas instalada una aplicación vulnerable, todo tu sistema está expuesto.
Esta es la paradoja que muchos usuarios pasan por alto.
Puedes tener un iPhone de última generación, con sensores biométricos, cifrado de extremo a extremo y políticas restrictivas de acceso, pero si usas Facebook o Instagram, tu privacidad ya no depende de Apple, sino de Meta.
Ambas aplicaciones han sido señaladas por múltiples organismos de ciberseguridad como puntos críticos de filtración de datos, recolección masiva de información personal y, en algunos casos, entrada directa para el espionaje digital.
Un estudio del CyberPeace Institute lo resumió con brutal claridad
“La fortaleza del dispositivo no compensa la debilidad del software que lo habita”. CyberPeace Institute
Así, tu smartphone puede ser una bóveda blindada, pero si dejas la puerta abierta con una app que registra tu ubicación, tus intereses, tus hábitos de consumo, tus fotos y tus relaciones, toda la seguridad se convierte en una ilusión.
“En el mundo digital, no hay candado que proteja si el espía está dentro”. CyberPeace Institute
No es un asunto accidental
En 2018, el escándalo de Cambridge Analytica encendió las primeras alarmas. Meta (entonces aún llamada Facebook Inc.) se convirtió en el símbolo de una economía digital construida sobre la extracción masiva de datos personales.
Desde entonces, los cuestionamientos no han cesado.
Sin embargo, el 2025 marcó un punto de inflexión.
El Ranking de Privacidad en Redes Sociales 2025, elaborado por la organización internacional Privacy Not Included, el más confiable y riguroso del mundo, colocó a Instagram y Facebook en el último lugar.
Los criterios evaluados incluyeron claridad de términos de uso, facilidad para desactivar rastreadores, y cumplimiento con el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR).
Meta obtuvo las peores puntuaciones en todos los indicadores y no hablamos de sutiles diferencias, es la peor en todo, evidenciando que no hace parte de su política real, la protección de los datos e información.
La puerta de entrada al espionaje en los Smartphone
Facebook e Instagram se han convertido en auténticas puertas de entrada para el espionaje corporativo y político a escala global.
Diversas investigaciones muy rigurosas y confiables, con datos y evidencias, como el informe publicado por la Electronic Frontier Foundation (EFF) y los estudios del Citizen Lab de la Universidad de Toronto, han documentado cómo estas plataformas son aprovechadas por actores maliciosos, tanto estatales como privados, para infiltrar dispositivos y extraer información estratégica.
En entornos corporativos, empresas competidoras utilizan los productos de Meta como primera opción, para infiltrar ejecutivos, instalar spyware o interceptar comunicaciones clave.
Estas plataformas permiten rastrear movimientos, rutinas, relaciones y hasta las preferencias personales de directivos, lo cual puede facilitar campañas de espionaje industrial.
Durante procesos electorales, la situación se intensifica.
Piratas informáticos contratados por partidos o gobiernos emplean estas aplicaciones para recolectar información sensible sobre adversarios políticos, manipular audiencias o incluso difundir desinformación con precisión quirúrgica.
Según el Digital Forensic Research Lab, ligado al Atlantic Council:
Facebook e Instagram, son el canal más utilizado, en el 97% de los casos, para operaciones de interceptación digital encubierta en elecciones recientes en Brasil, India, Reino Unido, Francia, Canadá y Estados Unidos.
De acuerdo con informes de la misma compañía israelí NSO Group, sus propias plataformas como Pegasus, empleada por agencias gubernamentales, logran penetrar la seguridad de los IPhone gracias a las vulnerabilidades de WhatsApp, Facebook e Instagram.
En otras palabras, de no ser por las aplicaciones de Meta, vulnerar la seguridad de un iPhone sería prácticamente imposible para un software como Pegasus.
Estas aplicaciones, una vez instaladas, no solo exponen al usuario, sino que convierten su dispositivo en un micrófono ambulante.
En este contexto, las redes sociales no solo comunican: también espían.
La ética no hace parte del AND de Meta
Como si lo anterior no fuera preocupante, la compañía de Mark Zuckerberg decidió implementar una política radical: usar el contenido generado por los usuarios de Instagram para alimentar su sistema de inteligencia artificial, Meta AI, con un cambio en la política de datos personales, que todos sus usuarios aceptaron sin darse cuenta.
Esta medida, que comenzó a regir el 27 de mayo de 2025, permite a Meta acceder a fotos, videos, comentarios, historias e interacciones, sin necesidad de pedir un consentimiento explícito y lo que es peor, permite que Meta la comparta con terceros.
Quienes no se opongan de forma activa quedan automáticamente incluidos.
El carácter retroactivo de esta práctica significa que los datos previos a la objeción también se usan.
“Interés legítimo”: una cláusula tan difusa como peligrosa
Meta justifica la medida con una expresión legal: «interés legítimo».
Esta figura permite a empresas procesar datos personales sin consentimiento explícito, siempre que se argumente un beneficio superior al riesgo para el usuario. Sin embargo, esta interpretación ha sido ampliamente cuestionada por juristas europeos.
El profesor Paul Bernal, especialista en derecho digital de la Universidad de East Anglia, sostiene que «el problema no es solo legal, sino ético”.
“Cuando una empresa con el poder de Meta utiliza cláusulas legales difusas para explotar los datos de sus usuarios, se convierte en un actor que supera el control democrático».
Paul Bernal
La situación se agrava al considerar que el mecanismo de oposición implementado por Instagram es opaco, engorroso y deliberadamente complejo.
Muchos usuarios desconocen su existencia, o no saben cómo ejercer su derecho a objetar.
El resultado es previsible: la mayoría termina aceptando, sin saberlo, formar parte del laboratorio de entrenamiento de inteligencia artificial de Meta.
En paralelo, El informe revela que la empresa lidera globalmente las multas por violaciones a la privacidad en Europa y el mundo. Además, recopila categorías sensibles como datos de salud, ubicación, identidad étnica y orientación sexual, bajo el pretexto de personalizar la experiencia del usuario.
El paraíso del Espionaje
Al compartir todos los datos de los usuarios con sistemas de entrenamiento de inteligencia artificial, se cruza una línea invisible pero crítica: la exposición absoluta.
Lo que antes quedaba contenido en una app bajo protocolos de seguridad mínimos, ahora pasa a formar parte de enormes bases de datos opacas que alimentan modelos de IA sin garantías reales de protección.
Estos sistemas no están diseñados para proteger la privacidad, sino para absorber y procesar información masiva a toda velocidad.
No utilizan cifrado extremo, ni sistemas de anonimización robusta, ni mecanismos transparentes de auditoría.
Como resultado, cada conversación, imagen, comentario o interacción que se utiliza para entrenar la IA de Meta queda brutalmente expuesta.
El riesgo es inmenso: una vez que los datos se integran al modelo, ya no hay forma de retirarlos ni de controlar cómo serán usados.
Están ahí, a merced de filtraciones, accesos indebidos o manipulaciones internas. Y si un actor malicioso accede al sistema de entrenamiento, no solo obtiene datos aislados: accede a patrones, comportamientos, vínculos personales, intereses emocionales y perfiles psicológicos completos.
Es decir, todo lo que hace que una persona sea vulnerable.
Esta es la nueva frontera del espionaje digital, y nadie la está vigilando.
“No fue un hackeo, fue una exposición”: las filtraciones de 2025
En mayo de 2025, se conoció una filtración de datos que afectó a más de 35 millones de usuarios de Instagram.
Aunque Meta minimizó el hecho, afirmando que se trató de una «exposición accidental de credenciales», expertos en ciberseguridad, como Bruce Schneier, autor de Data and Goliath, advierten que las vulnerabilidades están incrustadas en el propio diseño del ecosistema digital de la empresa.
Solo un mes después, en junio, ocurrió una segunda filtración que comprometió datos de múltiples redes sociales, entre ellas Whats App, Facebook e Instagram.
Esta vez, los datos expuestos incluían correos electrónicos, contraseñas cifradas y registros de interacción.
La comunidad de ciberseguridad mundial reaccionó con preocupación.
Meta, en cambio, emitió un escueto comunicado y evitó responder preguntas de la prensa.
Para el investigador Bruce Schneier, autor de Data and Goliath,
«Estas filtraciones no son fallas técnicas aisladas. Son consecuencias de un modelo económico que premia la acumulación de datos a cualquier costo». Bruce Schneier
Uno de los aspectos más inquietantes de estas exposiciones es la forma en que afectan a usuarios comunes: estudiantes, artistas, trabajadores, adolescentes, empresarios y políticos.
Personas que no han cedido voluntariamente su información, pero que se ven arrastradas por políticas ininteligibles y plataformas sin opciones claras para protegerse.
Además, en redes como Instagram, la cultura de la exposición pública se entrelaza con la lógica de la vigilancia.
El contenido visual se transforma en insumo de entrenamiento algorítmico sin que los creadores lo sepan.
Los menores son los más expuestos
En Francia, la ONG La Quadrature du Net documentó en junio más de 500 casos de menores cuyos datos fueron indexados por sistemas de terceros a través de etiquetas públicas en Instagram.
Aunque Meta afirma no usar datos de menores, el diseño permisivo de su plataforma permite que estos sean recolectados por otras aplicaciones conectadas al ecosistema.
En Alemania, el activista digital Malte Spitz denunció que los datos que publicó voluntariamente en Instagram sobre sus viajes fueron utilizados por una agencia de marketing que compró acceso a las API públicas de Meta.
La agencia logró crear un perfil de consumo ajustado a sus movimientos, gustos y hábitos nocturnos.
Estos casos muestran una misma lógica: los usuarios no solo publican, sino que sin saberlo entregan combustible a una maquinaria que optimiza beneficios para terceros. La red no es una plaza pública, es un sistema extractivo sofisticado, que abre la puerta al espionaje.
Meta no lo niega, simplemente evita hablar del tema
Frente a los crecientes cuestionamientos por violaciones a la privacidad, espionaje y uso indebido de datos, Facebook, ahora Meta, no niega abiertamente los hechos.
Su estrategia, más bien, consiste en minimizarlos, diluir su gravedad sin ofrecer pruebas contundentes, y evitar responder con claridad ante los medios o los organismos reguladores.
En muchos casos, opta por una maniobra ya conocida: desviar la atención con anuncios rimbombantes y lanzamientos espectaculares. Así ocurrió en octubre de 2021, cuando estalló uno de los escándalos más comprometedoras para la compañía: los Facebook Papers.
Esta filtración, entregada por la exempleada Frances Haugen al Congreso de Estados Unidos y a medios internacionales como The Washington Post y The Guardian, reveló más de 10.000 documentos internos que demostraban que Facebook tenía conocimiento pleno del daño que causaban sus plataformas, tanto en términos de salud mental adolescente como en la proliferación de discursos de odio y desinformación política y fallas intencionales en su seguridad, y decidió no actuar para no afectar su rentabilidad.
La respuesta de la empresa no fue una rendición de cuentas, sino el anuncio, el mismo mes, de la creación del «Metaverso», una promesa tecnológica futurista presentada por Mark Zuckerberg como el nuevo horizonte digital.
El escándalo quedó sepultado bajo el humo del espectáculo.
Esta táctica “distraer con promesas de innovación mientras se ignoran los problemas estructurales” sigue siendo una constante. Meta no responde: reconfigura la conversación.
La estrategia corporativa de la prevención
A nivel global, empresas con una cultura arraigada en la ciberseguridad, especialmente dentro del sector financiero, toman medidas drásticas para proteger sus activos más sensibles: la información.
Un caso emblemático es el del banco británico NatWest Group, que ha prohibido a sus altos ejecutivos tener instaladas aplicaciones de Meta, como Facebook e Instagram, en sus dispositivos corporativos. Los mismo hace el CityBank, HSBC, JP Morgan Chase y BBVA con los empleados responsables de temas sensibles.
La razón es clara: estas plataformas representan un riesgo crítico de seguridad, ya que acceden constantemente a datos, contactos, ubicaciones y patrones de uso que podrían poner en riesgo la seguridad del banco.
Este tipo de decisiones no son aisladas. Compañías tecnológicas especializadas en ciberseguridad, como Symantec o Kaspersky, también han adoptado políticas restrictivas similares.
Ambas empresas entregan a sus empleados teléfonos móviles exclusivos para uso laboral, en los cuales está expresamente prohibido instalar cualquier producto de Meta, incluyendo WhatsApp, que, a pesar de ofrecer cifrado de extremo a extremo, ha sido señalado por vulnerabilidades explotadas en el pasado.
En el caso de empleados que deseen utilizar redes sociales como Instagram o Facebook, estas compañías exigen que lo hagan desde dispositivos completamente separados del entorno laboral, destinados únicamente para fines personales o recreativos.
Esta práctica se fundamenta en una premisa clave: todo smartphone conectado a una red corporativa puede ser una puerta de entrada para ataques, especialmente si contiene aplicaciones de META que recolectan y transfieren datos de manera constante.
La segmentación estricta entre vida personal y profesional no es una exageración paranoica, sino una respuesta realista al ecosistema de vigilancia digital en el que operan las plataformas de Meta.
Las empresas que entienden este riesgo han optado por no exponer ni un solo dato crítico a aplicaciones cuya lógica de funcionamiento se basa precisamente en recolectar, cruzar y monetizar información privada.
En conclusión, el uso cotidiano de aplicaciones como Facebook e Instagram, integradas profundamente en la vida digital contemporánea, ha dejado de ser una cuestión trivial o meramente social.
Lo que muchas personas consideran herramientas de conexión o entretenimiento, se ha transformado en mecanismos estructurados de extracción de datos y vigilancia, no solo por parte de empresas privadas como Meta, sino también por espías y organizaciones con fines oscuros.
Los recientes cambios en las políticas de privacidad, el uso de contenido para entrenamiento de inteligencia artificial, las múltiples filtraciones de datos y las vulnerabilidades técnicas documentadas, han demostrado que estas plataformas representan riesgos reales, especialmente para quienes manejan información estratégica.
El hecho de que instituciones financieras y compañías de ciberseguridad prohíban su uso en entornos laborales, debería ser una señal de alarma para todos los usuarios.
En un mundo donde el espionaje ya no requiere agentes infiltrados ni micrófonos ocultos, sino solo una aplicación instalada, la verdadera protección no está solo en el dispositivo, sino en las decisiones que tomamos sobre qué dejamos entrar o salir.
Referencias
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Electronic Frontier Foundation (EFF). (2021). Surveillance by Design: Facebook, Instagram and the Rise of Platform Exploitation.
https://www.eff.org -
The Citizen Lab – University of Toronto. (2021). Hooking Their Targets: Surveillance-for-Hire Platforms Exploiting Meta Products.
https://citizenlab.ca -
Meta Platforms Inc. (2021). Threat Report on the Surveillance-for-Hire Industry.
https://about.fb.com/wp-content/uploads/2021/12/Threat-Report-on-the-Surveillance-for-Hire-Industry.pdf -
CBS News. (2021). Meta: Facebook, Instagram Used to Spy on 50,000 Journalists and Activists Globally.
https://www.cbsnews.com/news/meta-facebook-instagram-journalists-activists-targeted -
The Hacker News. (2023). Meta Uncovers Massive Social Media Espionage Campaign in South Asia.
https://thehackernews.com/2023/05/meta-uncovers-massive-social-media.html -
AP News. (2018). Facebook Hack Exposes Accounts of 29 Million Users.
https://apnews.com/article/4abbf5ff4e900c3c7fb25eb296499645 -
Infosec Writeups. (2024). Meta Fined €91 Million for Storing Facebook and Instagram Passwords in Plaintext.
https://infosecwriteups.com/meta-fined-91-million-for-storing-millions-of-facebook-and-instagram-passwords-in-plaintext-e82a66c24f46 -
Cybersecurity Hub. (2022). Meta Fires Employees for Allegedly Hacking Into Users’ Accounts.
https://www.cshub.com/attacks/news/meta-fires-employees-for-allegedly-hacking-into-users-accounts -
The Times (UK). (2023). WhatsApp Ban for NatWest Staff Over Security Concerns.
https://www.thetimes.co.uk/article/whatsapp-ban-for-natwest-staff-b0dlbw30h -
The Guardian / Washington Post. (2021). The Facebook Papers [Filtraciones entregadas=»» por=»» frances=»» haugen=»»][/Filtraciones].
https://www.theguardian.com/technology/facebook-papers