A partir de octubre de 2025, millones de teléfonos móviles convencionales comenzarán a conectarse directamente a satélites en órbita baja gracias al servicio DTC (Direct to Cell) de Starlink, el proyecto de internet satelital de SpaceX.
Este cambio no solo implica una mejora significativa en la cobertura de red, sino también un rediseño estructural del modelo global de telecomunicaciones móviles.
La integración de redes celulares con infraestructura satelital representa un punto de inflexión que, además de sus beneficios técnicos, plantea desafíos regulatorios, económicos y geopolíticos.
“La infraestructura determina el alcance de la conectividad”
Por: Gabriel E. Levy B.
La evolución de las telecomunicaciones móviles ha estado siempre condicionada por su infraestructura.
Desde la expansión de las torres celulares en la década de 1990 hasta la reciente implementación de las redes 5G, la cobertura dependió de la densidad de nodos en tierra.
Este modelo excluyó vastas regiones del planeta donde instalar antenas no resultaba rentable ni viable.
Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en 2023 más del 17 % de la población mundial aún vivía en áreas sin cobertura celular.
Durante años, los intentos de llevar conectividad a estas zonas se apoyaron en tecnologías satelitales tradicionales.
Pero estas soluciones requerían dispositivos costosos, de baja eficiencia energética y con limitaciones operativas importantes.
En esa línea, los teléfonos satelitales ofrecieron conectividad restringida a nichos muy específicos: fuerzas de seguridad, exploradores, organismos internacionales y usuarios corporativos.
La promesa de una cobertura global accesible para el ciudadano común permaneció, hasta ahora, inalcanzable.
En su libro La sociedad red, Manuel Castells analiza cómo la infraestructura digital crea nuevas formas de inclusión y exclusión.
En ese sentido, la innovación que propone Starlink no es solo técnica, sino social: la posibilidad de que un teléfono convencional se conecte al espacio sin mediaciones redefine el acceso como un derecho potencialmente universal y no como un privilegio condicionado por la geografía o la densidad poblacional.
“Del espectro terrestre al orbital: cómo funciona la conexión DTC”
El sistema DTC (Direct to Cell) de Starlink está diseñado para permitir la conectividad móvil directa entre teléfonos inteligentes comunes y su constelación de satélites de órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés).
Esta tecnología se apoya en satélites de segunda generación (Gen2), lanzados desde principios de 2023, que están equipados con grandes antenas de matriz en fase capaces de rastrear y comunicarse con dispositivos en tierra.
A diferencia de las redes celulares tradicionales, que se basan en torres fijas y estaciones base distribuidas en el terreno, el sistema de Starlink reemplaza esa arquitectura con satélites móviles que orbitan a unos 500 kilómetros sobre la Tierra.
Cada satélite funciona como una «torre de telefonía móvil espacial», con capacidad para emitir haces dirigidos que pueden ajustarse dinámicamente para cubrir regiones específicas.
Este diseño permite el uso de teléfonos móviles LTE convencionales sin modificación de hardware.
En términos prácticos, el teléfono del usuario se conecta a un satélite de Starlink de la misma manera que se conectaría a una torre de telefonía terrestre.
La diferencia es que el enlace se establece a través del espacio, con una señal que viaja cientos de kilómetros hasta alcanzar la red satelital.
Uno de los elementos más avanzados del sistema es el uso de enlaces intersatelitales por láser.
Estos enlaces permiten que los satélites se comuniquen entre sí sin necesidad de pasar por estaciones terrestres, reduciendo la latencia y permitiendo una cobertura verdaderamente global.
De este modo, un mensaje enviado desde una montaña en Chile puede ser enrutado por varios satélites hasta una estación de salida en Europa o Asia, todo sin pasar por infraestructura terrestre intermedia.
El servicio que comienza a operar en octubre estará limitado inicialmente a aplicaciones con bajo requerimiento de ancho de banda, como mensajería de texto y voz, geolocalización, actualizaciones meteorológicas y llamadas de emergencia.
La incorporación de llamadas de voz y datos más veloces será progresiva, una vez validadas las pruebas de campo y optimizados los protocolos de conexión.
Este enfoque gradual permite asegurar la estabilidad del sistema y evitar la sobrecarga de los canales satelitales, que aunque robustos, tienen limitaciones técnicas frente al volumen de tráfico que maneja una red terrestre.
La integración con operadores móviles tradicionales es otro elemento clave del modelo, ya que permite gestionar el acceso al espectro licenciado de manera coordinada en cada país.
“Operadores nacionales como socios estratégicos”
Para lograr una implementación global del servicio, Starlink ha firmado acuerdos de colaboración con varios operadores móviles (MNOs) en distintos países.
El objetivo es utilizar el espectro con licencia que ya poseen estos operadores, facilitando la regulación y compatibilidad con los dispositivos existentes.
En Estados Unidos, la alianza con T-Mobile se concretó bajo la marca “T-Satellite”.
El acuerdo incluye el uso del espectro PCS (Personal Communications Service) para ofrecer cobertura en zonas rurales y de difícil acceso que abarcan más de 800.000 kilómetros cuadrados.
T-Mobile ofrecerá acceso al servicio DTC a clientes con planes premium o mediante el pago de un complemento mensual de aproximadamente 10 dólares.
Las pruebas iniciales han demostrado compatibilidad con aplicaciones como WhatsApp (en texto y voz), AllTrails y herramientas básicas de navegación.
En Canadá, el operador Rogers Communications anunció una alianza similar con Starlink para conectar zonas remotas del norte del país.
En Australia, Optus integrará el servicio en áreas desatendidas del interior del continente. Japón, a través de KDDI, y Nueva Zelanda, mediante One New Zealand, también confirmaron su participación en esta fase de despliegue global. En Europa, la operadora suiza Salt ya inició pruebas piloto.
Este modelo de implementación mixta, con Starlink como proveedor de infraestructura satelital y los operadores móviles nacionales como gestores del espectro, responde a las exigencias regulatorias de la mayoría de los países, donde el uso del espectro radioeléctrico está fuertemente controlado.
De acuerdo con la UIT, los marcos regulatorios para servicios móviles no terrestres (NTN) requieren acuerdos específicos que eviten interferencias y garanticen la seguridad de las comunicaciones.
Este esquema también permite una gestión más eficiente de la interoperabilidad entre redes terrestres y satelitales, facilitando el roaming híbrido y la portabilidad de servicios.
Sin embargo, plantea desafíos en términos de gobernanza: ¿quién controla una red global que opera desde el espacio, pero que utiliza recursos nacionales?
“Impacto en la competencia y nuevos actores en el mercado”
La entrada de Starlink en el sector móvil altera de forma estructural el equilibrio competitivo. Operadores tradicionales como AT&T y Verizon han reaccionado con iniciativas propias, incluyendo asociaciones con proyectos satelitales como AST SpaceMobile o el Proyecto Kuiper de Amazon.
AST SpaceMobile, por ejemplo, busca desplegar satélites con antenas lo suficientemente grandes como para conectar directamente con teléfonos móviles convencionales, en competencia directa con Starlink.
Amazon, por su parte, planea lanzar una constelación de más de 3.000 satélites LEO para ofrecer servicios similares, aunque su enfoque inicial está más orientado a la banda ancha.
Este nuevo escenario convierte a la infraestructura orbital en un activo estratégico, y plantea una transición de las redes móviles desde un modelo de concesión nacional a uno híbrido donde los operadores compiten también en el espacio.
La consecuencia más inmediata es la posibilidad de ofrecer servicios de respaldo satelital en planes móviles, o incluso paquetes de roaming global sin necesidad de conexión terrestre.
Según el analista Tim Farrar, consultor de telecomunicaciones satelitales, “la competencia en el espacio reducirá los costos y generará nuevos servicios móviles, especialmente en sectores como transporte, logística, turismo de aventura y gestión de emergencias”.
Además, esta evolución implica una presión sobre los precios y los márgenes de rentabilidad de los operadores tradicionales, obligándolos a rediseñar su oferta comercial y a invertir en tecnologías que antes no eran centrales en su estrategia.
“Modelos de teléfonos compatibles y evolución tecnológica”
La compatibilidad inicial del servicio DTC de Starlink abarcará algunos de los modelos más populares del mercado. Entre los dispositivos anunciados como compatibles se encuentran:
- Apple: iPhone 14, 15, 16 y 17 (todas las versiones)
- Samsung: Galaxy A14 a A54, Galaxy S21 a S25, Z Flip 3 a Z Flip 7
- Google: Pixel 9 y Pixel 10
- Motorola: Razr 2024, Razr Plus 2024, Moto Edge 2024, Moto G Power 5G 2024
Estos modelos integran chips LTE que operan en las bandas de frecuencia habilitadas por los acuerdos con los operadores móviles.
No requieren modificaciones de hardware, aunque algunos podrán recibir actualizaciones de software para optimizar el enlace satelital.
La expansión de la compatibilidad a otros dispositivos dependerá de nuevos acuerdos con fabricantes y de la evolución del estándar 3GPP para redes móviles no terrestres, cuya versión Release 17 incluye especificaciones para servicios NTN (Non-Terrestrial Networks). Este estándar, promovido por el consorcio internacional 3GPP, será clave para establecer criterios técnicos comunes que permitan la interoperabilidad global.
En conclusión
La integración de la conectividad satelital directa en teléfonos móviles comunes representa uno de los cambios más significativos en la historia de las telecomunicaciones. El sistema DTC de Starlink convierte a los dispositivos existentes en nodos de una red global que ya no depende exclusivamente de la infraestructura terrestre. Si bien los desafíos técnicos y regulatorios persisten, el avance promete reducir las desigualdades digitales, expandir la cobertura y reconfigurar el mapa competitivo del sector móvil. A partir de octubre de 2025, el espacio deja de ser solo un entorno para la observación o la navegación: se convierte en una parte activa de la vida cotidiana conectada.
Referencias:
- Castells, M. (2006). La era de la información: economía, sociedad y cultura. Alianza Editorial.
- UIT (2024). Spectrum management for non-terrestrial networks. International Telecommunication Union.
- Mindell, D. (2015). Our Robots, Ourselves: Robotics and the Myths of Autonomy. Viking.
- Farrar, T. (2025). Satellite Telecom Market Projections, TMF Associates.
- SpaceX. (2025). Starlink Direct to Cell Official Documentation.
- 3GPP. (2022-2024). Release 17 – Non-Terrestrial Networks (NTN).