El mercado de contenidos que Latinoamérica no aprovecha

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A lo largo de estadios, pantallas y nuevas plataformas digitales, el deporte femenino se asoma como un territorio fértil que América Latina aún no se atreve a conquistar. Mientras Europa y el Reino Unido empiezan a recoger los frutos de invertir en el talento de sus atletas mujeres, nuestra región apenas despierta a una posibilidad que podría reanimar una industria de contenidos golpeada y hambrienta de nuevas audiencias.

 El deporte femenino: una fuerza de mercado aún subestimada

Por: Gabriel E. Levy B.

Durante décadas, el deporte femenino luchó por escapar del rincón de la invisibilidad. Si bien los Juegos Olímpicos comenzaron a abrir espacios formales para las mujeres desde inicios del siglo XX, la consolidación de ligas, torneos y eventos mediáticos de gran escala para ellas siguió siendo una deuda pendiente en muchas partes del mundo.

En América Latina, esta deuda se volvió casi crónica.

El sociólogo Pierre Bourdieu ya advertía que el deporte es un campo de batalla simbólico donde las relaciones de poder se ponen en juego. Bajo esta perspectiva, el escaso desarrollo mediático del deporte femenino en América Latina no fue un accidente, sino un reflejo de estructuras sociales más profundas que tardaron en reconocer el valor de las mujeres en todas las esferas públicas.

En Europa y el Reino Unido, sin embargo, el paisaje comenzó a transformarse. Un informe reciente publicado por Advanced Television revela que el deporte femenino logró no solo capturar la atención de nuevas audiencias, sino también generar flujos de ingresos que empiezan a competir seriamente con algunas categorías masculinas tradicionales. Se trata de un cambio de paradigma que América Latina todavía observa desde la distancia.

“América Latina: un ecosistema de medios en crisis”

La industria de contenidos en América Latina atraviesa una de sus mayores crisis. Con los ingresos publicitarios desplomándose, las suscripciones digitales estancadas y la migración masiva de audiencias jóvenes hacia plataformas globales, las televisoras y productoras locales buscan, casi con desesperación, nuevos motores de crecimiento.

Según un informe del Centro Knight para el Periodismo en las Américas, entre 2020 y 2024 la inversión en contenidos originales en América Latina cayó un 18%, afectando particularmente a formatos deportivos. La saturación de eventos masculinos, la baja innovación en formatos y la desconexión con públicos emergentes, como el femenino y el juvenil, profundizaron esta tendencia.

El deporte femenino ofrece una oportunidad fresca: una narrativa nueva, historias inspiradoras, figuras que encarnan la diversidad y la resiliencia, ingredientes que el mercado global ya demostró que saben atraer públicos no tradicionales. Además, como subraya la periodista deportiva Shireen Ahmed, el deporte femenino no solo es una cuestión de representación, sino de reimaginación de los valores que se asocian al deporte mismo: colaboración, inclusión y comunidad.

Sin embargo, en América Latina, los grandes conglomerados mediáticos han mostrado poco entusiasmo. Salvo excepciones puntuales —como la transmisión de la Copa Libertadores Femenina o algunos partidos de selecciones nacionales—, el grueso de la inversión sigue volcado a lo masculino. Un error estratégico que amenaza con marginar aún más a la región de las nuevas tendencias globales.

“Los números no mienten: una oportunidad real de negocio”

El informe de Advanced Television arroja datos reveladores: el 63% de los consumidores de deportes en Europa manifestaron interés en seguir competiciones femeninas si los medios las ofrecieran de manera consistente y de calidad. En el Reino Unido, eventos como la Eurocopa Femenina 2022 atrajeron audiencias televisivas superiores a los 17 millones de espectadores, superando en varios casos a partidos masculinos de primera división.

En América Latina, donde el 50% de la población tiene menos de 30 años y donde la equidad de género es una bandera creciente en movimientos sociales y culturales, el potencial de un “boom” del deporte femenino parece aún mayor. Sin embargo, la falta de estrategias sostenidas, de inversión en producción de calidad y de narrativas adaptadas al público latinoamericano conspiran contra este posible crecimiento.

El profesor David Goldblatt, autor de The Ball is Round, destaca que el deporte no es simplemente un entretenimiento, sino un espejo de las aspiraciones colectivas de una sociedad. Si América Latina no incorpora de manera seria y estructural al deporte femenino en sus grillas mediáticas, no solo perderá una oportunidad de negocio, sino también de sintonizarse con las transformaciones culturales más profundas de su tiempo.

La resistencia también tiene raíces culturales. Persisten prejuicios sobre la supuesta “menor espectacularidad” de los deportes femeninos, una percepción que los datos desmienten. Según el estudio europeo, el nivel de emoción, competitividad y conexión emocional percibidos en los deportes femeninos igualó o superó en varios casos a sus contrapartes masculinas.

“Casos que muestran el potencial ignorado”

Algunos ejemplos en América Latina empiezan a insinuar el futuro que podría ser. En Argentina, la profesionalización del fútbol femenino en 2019 marcó un punto de inflexión: partidos como la final entre Boca Juniors y San Lorenzo registraron cifras récord de streaming en plataformas abiertas. En Brasil, la Confederación Brasileña de Fútbol obligó a los clubes de Serie A a tener equipos femeninos como requisito de participación en torneos masculinos, empujando una expansión sin precedentes.

En México, la Liga MX Femenil vivió un boom inesperado: en 2022, la final entre Tigres y América en el estadio Universitario congregó a más de 50.000 personas en vivo, un número que supera la media de asistencia de muchos partidos masculinos en la región. Además, las cifras de streaming y consumo digital de partidos femeninos aumentaron un 45% en el último año.

Estos casos no son excepciones aisladas, sino señales de un apetito latente que necesita oferta consistente y de calidad para consolidarse. En todos ellos, la inversión en narrativa, producción audiovisual moderna y estrategias de marketing inclusivas fueron claves para el éxito.

Las marcas comerciales también comienzan a despertar. Patrocinadores como Nike, Visa y Pepsi invierten cada vez más en atletas y equipos femeninos, entendiendo que estas figuras conectan de manera más auténtica con los valores de diversidad, inclusión y sostenibilidad que las nuevas generaciones demandan.

En conclusión

El deporte femenino representa no solo una oportunidad de negocio en América Latina, sino un imperativo cultural y social. Si la industria de contenidos no acelera su apuesta, corre el riesgo de quedarse rezagada en un mercado global que avanza hacia la diversidad y la innovación. El balón ya está en juego: solo falta que alguien en la región decida patearlo con decisión.

Referencias:

  • Bourdieu, Pierre. La distinción. Ediciones Taurus, 1979.
  • Goldblatt, David. The Ball is Round: A Global History of Football. Penguin Books, 2006.
  • Ahmed, Shireen. “Women in sports media.” Media Matters for Democracy, 2021.
  • “Study: Women’s sport has a broad appeal” – Advanced Television, 2025.

 

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