El precio invisible de la IA: pensar menos

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La inteligencia artificial se convirtió en compañera habitual del pensamiento humano. GPT-4 responde, redacta, soluciona, propone.

Y aunque la promesa de su eficiencia parece imbatible, un nuevo estudio plantea una alerta inquietante: depender de esta herramienta para tareas complejas puede hacer que nuestro cerebro pierda su filo.

La delegación constante de procesos cognitivos profundos podría estar anestesiando lentamente nuestras capacidades más valiosas.

“Cuando dejamos de pensar, algo dentro de nosotros también se detiene”

Por: Gabriel E. Levy B.

No es la primera vez que la humanidad externaliza funciones mentales. Desde la invención de la escritura, como anotó Walter Ong, cada tecnología del conocimiento ha supuesto una transformación en cómo procesamos el mundo.

Anotamos para no memorizar, navegamos por GPS para no orientar, preguntamos a buscadores antes que a la memoria.

Pero nunca una herramienta ofreció respuestas tan complejas, tan convincentes, tan rápidas como GPT-4.

Nicholas Carr ya lo anticipó en Superficiales (2010):

“Lo que la Red parece estar haciendo es mermar mi capacidad de concentración y contemplación”.

Un estudio reciente publicado por el MIT en la revista Nature[1], evidenció que la inteligencia artificial da un nuevo paso en esa dirección.

El estudio que analizó a 482 personas demostró que quienes usaron GPT-4 en dilemas morales o razonamientos abstractos obtuvieron resultados más rápidos y aparentemente acertados, pero con menor profundidad y claridad.

¿Es posible que estemos empezando a pensar menos, y ni siquiera lo notamos?

“La máquina piensa por mí”

La paradoja del uso de GPT-4 no está en su capacidad para ayudar, sino en nuestra tendencia a dejar que lo haga todo. El fenómeno identificado como “desplazamiento cognitivo” implica una transferencia paulatina del esfuerzo mental hacia la máquina. Se trata de una delegación que, como sucede con cualquier músculo no ejercitado, podría llevar a una atrofia funcional.

La “pereza epistémica”, otro de los hallazgos clave del estudio, se refiere al atajo mental que muchos usuarios adoptan. GPT-4 propone, y el usuario asiente.

El problema no es usar la herramienta, sino dejar de cuestionarla. Si todo se automatiza, incluso el pensamiento, ¿qué lugar queda para la duda, el error, la introspección?

El investigador danés Svend Brinkmann, en su obra Stand Firm, argumentó que el pensamiento profundo requiere resistencia, tiempo, incluso malestar.

GPT-4, al ofrecer soluciones instantáneas, parece borrar esa fricción y, con ello, los procesos cognitivos que forjan pensamiento crítico y autonomía.

“No es lo mismo imaginar que resolver”

El estudio no condena el uso de la IA, pero introduce una distinción importante: el impacto varía según el tipo de tarea. En actividades como el brainstorming o la escritura creativa, GPT-4 puede actuar como chispa de inspiración. Pero cuando se trata de lógica formal, dilemas éticos o razonamiento analítico, su intervención puede erosionar las capacidades humanas.

¿Por qué ocurre esto? Porque las tareas creativas son divergentes, abiertas, y en ese campo, la IA puede alimentar nuevas ideas.

En cambio, el pensamiento lógico y ético exige rigor, consistencia, construcción paciente de argumentos. La facilidad con que GPT-4 entrega respuestas puede llevar al usuario a confundir claridad con verdad, y rapidez con profundidad.

El problema es doble: no solo estamos delegando en la IA, sino que cada vez ejercemos menos nuestra capacidad de enfrentarnos a lo complejo.

La resolución de dilemas requiere algo que la IA aún no tiene: conciencia, intuición, conflicto interno. Si la dejamos resolverlos por nosotros, estamos renunciando al derecho de aprender pensando.

“Casos donde el pensamiento se diluyó”

Los casos observados en el estudio ofrecen ejemplos reveladores. Un grupo debía resolver el clásico dilema del tranvía, salvar a cinco personas sacrificando a una. Quienes usaron GPT-4 propusieron rápidamente la opción utilitarista, sin explorar matices éticos ni considerar valores como la dignidad individual o la autonomía moral. Los que razonaron sin IA ofrecieron respuestas más diversas, con argumentos que reflejaban tensión moral y conciencia de ambigüedad.

En otra tarea, se pedía justificar por qué un algoritmo debería o no decidir el acceso a tratamientos médicos en función de historial genético. Los usuarios con IA repitieron argumentos generados por GPT-4, pero sin demostrar comprensión de los riesgos de discriminación o de las implicaciones sociales. Su razonamiento, aunque estructurado, careció de profundidad.

En contraste, tareas de escritura creativa, como redactar un poema o iniciar una novela breve, mostraron otro patrón. La IA amplificó la productividad de los participantes, generó imágenes sugerentes, y estimuló nuevas formas narrativas. Aquí, la delegación no apagó la creatividad, sino que la multiplicó.

El caso es claro: no se trata de prohibir ni temer la inteligencia artificial, sino de comprender sus límites y, sobre todo, los nuestros.

En conclusión, el uso constante de GPT-4 puede facilitar la vida intelectual, pero al precio de hacerla más superficial. Si dejamos de ejercitar el razonamiento profundo, la toma de decisiones crítica y la resolución autónoma, corremos el riesgo de perder lo que nos hace verdaderamente pensantes. La inteligencia artificial no es enemiga, pero sí un espejo: revela cuán dispuestos estamos a seguir pensando por nosotros mismos.

Referencias:

  • Carr, Nicholas. Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Taurus, 2010.
  • Ong, Walter. Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, Fondo de Cultura Económica, 1987.
  • Brinkmann, Svend. Stand Firm: Resisting the Self-Improvement Craze. Polity Press, 2017.
  • Ahmad, SF, Han, H., Alam, MM et al. Impacto de la inteligencia artificial en la pérdida de vidas humanas en la toma de decisiones, la pereza y la seguridad en la educación. Humanit Soc Sci Commun 10 , 311 (2023). https://doi.org/10.1057/s41599-023-01787-8

[1] https://www.nature.com/articles/s41599-023-01787-8

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