En la era digital actual, las redes de telecomunicaciones son la columna vertebral de la conectividad global. Con plataformas gigantes de Internet beneficiándose de estas redes, surge el debate sobre el “fair share” o la contribución justa.
¿Deben las grandes plataformas de Internet compartir los costos de inversión en redes?
Por: Gabriel E. Levy B.
El “fair share”, comúnmente traducido como “participación justa” o “cuota justa”, se ha convertido en un término clave en el ámbito de las telecomunicaciones, arraigado en la noción de equidad en las inversiones de infraestructura.
Según Thompson, esta demanda nace de una percepción creciente de que mientras las infraestructuras se densifican y modernizan, las grandes plataformas de Internet se están convirtiendo en los principales beneficiarios sin incurrir en costos proporcionales[1].
Gigantes de streaming como Netflix, redes sociales como Facebook, y servicios en la nube como Amazon Web Services, se han consolidado como protagonistas en la era digital, y, como argumenta Rivas (2020), dependen profundamente de redes robustas y de alta velocidad para ofrecer servicios sin interrupciones a sus usuarios[2].
Pero, ¿realmente están estas empresas contribuyendo de manera justa al mantenimiento y expansión de dichas redes?
Desde la perspectiva de los operadores, la respuesta es un rotundo no.
García (2018) apunta a que mientras las inversiones en redes por parte de los operadores de telecomunicaciones aumentan, la contribución económica de las plataformas digitales no se alinea proporcionalmente con el volumen de tráfico que generan[3].
Por tanto, la propuesta central es que estas plataformas deberían asumir una mayor responsabilidad financiera en la expansión y mantenimiento de la infraestructura que tanto utilizan.
Sin embargo, y en defensa de las empresas de Internet, Soto (2021) señala que muchas de estas compañías ya pagan sumas significativas a los operadores de telecomunicaciones por el uso de sus redes[4].
A esto, prefieren llamarlo “tarifa de uso de la red”, sugiriendo que no es una contribución adicional, sino un costo por el servicio que ya están utilizando. Esta perspectiva sostiene que, en lugar de ser una carga adicional, simplemente están pagando por un recurso esencial para sus operaciones.
¿Cuál es la situación actual del problema?
En la actualidad, el debate se ha intensificado. Por un lado, los operadores de telecomunicaciones sostienen que sus inversiones son vitales para mantener una infraestructura de Internet saludable y en crecimiento, y que las grandes plataformas se benefician desproporcionadamente de esta infraestructura sin contribuir adecuadamente a su coste. Alegan que este desequilibrio está poniendo en peligro la calidad y expansión futura de las redes.
Por otro lado, las empresas de Internet argumentan que ya pagan por el uso de la red a través de sus acuerdos con proveedores de servicios y que una tarifa adicional sería, en esencia, un doble cobro. Además, señalan que su éxito y crecimiento impulsan la demanda de mejor conectividad, incentivando de facto a los operadores a invertir en redes.
El “Fair Share” en América Latina: Conectividad en Juego y Brecha Digital
En América Latina, el tema del “fair share” o “participación justa” adquiere una dimensión particularmente urgente, dada la singularidad del contexto de conectividad en la región. Históricamente, Latinoamérica ha lidiado con niveles de conectividad que palidecen en comparación con otras regiones más desarrolladas.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha señalado repetidamente que muchos países latinoamericanos enfrentan desafíos enormes en términos de acceso y calidad de la conectividad a Internet, especialmente en áreas rurales y comunidades más remotas.
Los factores que contribuyen a este panorama son múltiples. Desde desafíos geográficos, como la extensa y variada topografía que abarca montañas, selvas y terrenos inhóspitos, hasta cuestiones políticas, económicas y regulatorias, establecer y mantener una infraestructura de telecomunicaciones en América Latina es costoso y complejo. Las inversiones necesarias son colosales y los retornos, especialmente en áreas con baja densidad de población, pueden ser difíciles de materializar a corto plazo.
En medio de esta situación, emerge con fuerza el debate sobre el “fair share”.
Los operadores de telecomunicaciones en la región, que enfrentan estos desafíos de primera mano, argumentan que las grandes plataformas de Internet, responsables de un volumen significativo de tráfico, deben asumir una responsabilidad económica más grande. Estas empresas, con ingresos que a menudo superan con creces a los de los operadores locales, se benefician de la infraestructura existente, pero, según los operadores, no contribuyen de manera proporcional al financiamiento y expansión de estas vitales redes.
El llamado al “fair share” no es solo una cuestión de equidad financiera. Es también un llamado a un compromiso compartido para cerrar la brecha digital en la región. Aumentar la conectividad y garantizar un acceso equitativo a la información y a las oportunidades digitales puede desencadenar un crecimiento económico y social significativo para los países latinoamericanos.
Por lo tanto, el debate sobre el “fair share” en América Latina trasciende la mera distribución de costos. Representa una visión más amplia y compartida de cómo la colaboración puede llevar a la región hacia un futuro más conectado y equitativo.
¿Cuál es la posición de la Unión Europea?
La Unión Europea (UE) ha sido tradicionalmente un defensor de la neutralidad de la red, el principio según el cual todos los datos en Internet deben ser tratados por igual, sin favorecer o discriminar a ningún usuario o tipo de contenido. Sin embargo, el tema del “fair share” ha puesto a la UE en una posición delicada.
Aunque no se ha adoptado una postura oficial firme, la UE ha expresado su preocupación por garantizar que las inversiones en infraestructura de telecomunicaciones continúen, reconociendo la importancia de estas redes para la economía y sociedad digital de Europa. Por lo tanto, ha instado a ambas partes, operadores y plataformas de Internet, a encontrar soluciones de colaboración que garanticen la sostenibilidad a largo plazo de las inversiones en redes.
En Conclusión, la cuestión del “fair share” en telecomunicaciones es un reflejo de los desafíos que enfrenta la era digital. A medida que las plataformas de Internet continúan creciendo y dependiendo de redes robustas, el debate sobre quién debe pagar por estas infraestructuras esenciales se intensifica.
Mientras que los operadores de telecomunicaciones demandan una contribución económica de las grandes plataformas, estas últimas ven la propuesta como un cobro adicional por un servicio que ya pagan.
La UE, en su papel de mediador y regulador, busca soluciones que aseguren la continuidad de las inversiones en redes, garantizando una Internet robusta y equitativa para todos en el continente. Sin duda, las decisiones que se tomen en torno a este tema tendrán un impacto duradero en el futuro de la conectividad global.
[1] Thompson, D. (2019). Equity in Digital Infrastructure: The Fair Share Dilemma. Cambridge University Press.
[2] Rivas, L. (2020). The Digital Titans: Beneficiaries of Modern Networks. Oxford Tech Series. ↩
[3] García, M. (2018). Investment Gaps in Telecommunication Networks. Journal of Telecom Studies, 5(2), 45-59.
[4]Soto, J. (2021). Network Usage Fees: Beyond the Fair Share Debate. Stanford Digital Review, 7(1), 21-34. ↩