La empresa holandesa que controla el futuro de la inteligencia artificial, la informática y las telecomunicaciones

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En Veldhoven, un pequeño municipio de los Países Bajos, se encuentra una empresa que sostiene en sus manos el pulso del futuro tecnológico.

Su nombre no figura en las publicidades de tus dispositivos ni en las carcasas de tus teléfonos, pero sin ella no habría inteligencia artificial, ni chips de última generación, ni avances científicos de frontera.

ASML, una firma que parece salida del anonimato europeo es el único fabricante en el mundo de máquinas de litografía ultravioleta extrema (EUV), herramientas esenciales para “dibujar” sobre silicio los circuitos más complejos que usa la humanidad.

Sin sus equipos, los sueños de la computación del mañana quedarían congelados.

“Una sola empresa puede cambiar el curso de la historia tecnológica”

Por: Gabriel E. Levy B.

La historia de ASML comenzó en 1984 como una apuesta conjunta entre la firma holandesa Philips y la empresa Advanced Semiconductor Materials.

Su propósito era fabricar máquinas de litografía, una técnica que ya entonces era esencial para producir semiconductores.

Pero el verdadero salto llegó décadas después, cuando decidió enfocarse en el desarrollo de la litografía EUV (extreme ultraviolet), un sistema que usa longitudes de onda de 13,5 nanómetros, cien veces más pequeñas que las de la luz visible, para crear patrones de circuitos en las obleas de silicio.

Esa decisión marcó un punto de inflexión. Mientras otros competidores como Nikon y Canon se quedaban rezagados, ASML invirtió miles de millones de dólares y décadas de investigación en un proceso que rozaba lo imposible.

La litografía EUV requería ópticas tan precisas que solo una empresa en el mundo, Carl Zeiss, podía fabricarlas; láseres de alta potencia capaces de vaporizar estaño a 40.000 grados Celsius, sistemas de vacío más complejos que los de la industria aeroespacial y una cadena de suministro que hoy integra entre 700 y 800 proveedores especializados.

Ese entramado no solo logró lo que parecía inalcanzable: también creó una barrera de entrada tan alta que, hasta el día de hoy, nadie más ha conseguido desarrollar un sistema comparable.

ASML no tiene competidores reales. Su monopolio en litografía EUV es absoluto y su posición es vital para cualquier plan tecnológico de largo plazo.

“Sin ASML, no hay inteligencia artificial”

La relevancia de ASML no se explica por su facturación, aunque es multimillonaria, sino por el lugar que ocupa en la estructura misma del poder digital global.

Cada chip avanzado que usan las plataformas de inteligencia artificial, los móviles de última generación, los servidores que alimentan la nube, los autos autónomos y hasta los sistemas de defensa, requiere de una máquina EUV fabricada por esta empresa neerlandesa.

La lógica es simple: cuanto más pequeño es el nodo de fabricación (7 nm, 5 nm, 3 nm), más eficientes, potentes y veloces son los chips.

Pero para lograr ese nivel de miniaturización es indispensable contar con las máquinas de ASML, que permiten grabar transistores del tamaño de moléculas. Y estas máquinas no solo son caras, cada una puede costar entre 150 y 350 millones de dólares, sino que son tan complejas que su montaje puede requerir de más de 40 contenedores y semanas de ensamblaje in situ.

ASML es un cuello de botella deliberado. Su dominio absoluto en EUV le otorga a Europa una palanca estratégica única sobre la cadena de valor digital global.

Pero el poder no solo radica en la tecnología. ASML, cotizada en bolsa y sin un propietario único, está mayormente en manos de fondos como BlackRock, Vanguard y otros inversores institucionales.

Su control no está centralizado, pero su influencia es incuestionable.

Sus decisiones, a qué clientes vender, cuándo entregar, cómo escalar su producción, pueden afectar el ritmo de innovación global. Y esa influencia es, en gran medida, invisible para el público general.

“Los límites del poder: entre Estados Unidos, China y la diplomacia del silicio”

El mundo no está ajeno a la relevancia geoestratégica de ASML.

De hecho, una de las tensiones más palpables en el tablero global tiene como eje el acceso a sus máquinas EUV.

Estados Unidos ha presionado en los últimos años al gobierno de Países Bajos para restringir la exportación de estas herramientas a China, bajo el argumento de que podrían ser usadas para fines militares o para reforzar las capacidades tecnológicas de su principal rival geopolítico.

Los Países Bajos, históricamente defensores del libre comercio, debieron plegarse a las presiones.

En 2019, vetaron la venta de un equipo EUV a la empresa china SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corporation), tras fuertes presiones de Washington.

Desde entonces, cada venta que hace ASML debe ser autorizada por el gobierno neerlandés, en sintonía con las políticas de control de exportaciones impuestas por Estados Unidos.

La situación refleja un dilema:

¿puede una empresa privada, que diseña herramientas para la innovación científica, convertirse en un actor clave de la diplomacia internacional?

Según George Yeo, exministro de Relaciones Exteriores de Singapur y experto en geopolítica tecnológica,

“ASML no es solo una empresa; es una pieza de soberanía europea en una guerra fría digital”.

Por eso, el mapa tecnológico de hoy se parece cada vez más a un tablero de ajedrez en el que cada movimiento de ASML puede acelerar o frenar el avance de la inteligencia artificial, la computación cuántica o la defensa cibernética.

La empresa dice no tomar decisiones políticas. Pero sus herramientas están en el centro de todas las decisiones políticas relevantes.

“Los casos que revelan el control de la innovación”

El caso más paradigmático es el de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), la empresa taiwanesa que fabrica el 90 % de los chips avanzados del mundo.

TSMC es el principal cliente de ASML y también su mejor ejemplo de cómo las máquinas EUV permiten escalar la frontera de lo posible.

Sin ASML, TSMC no podría fabricar los chips de 3 nm que hoy usa Apple en sus iPhones y que Nvidia necesita para entrenar modelos de inteligencia artificial como GPT-4 o Gemini.

En otras palabras: sin Veldhoven, no hay Silicon Valley. La interdependencia es total, pero también asimétrica.

En otro extremo, China lucha por alcanzar la autosuficiencia tecnológica.

Empresas como SMIC intentaron replicar las capacidades de litografía avanzada,

pero sin acceso a máquinas EUV no pudieron pasar de nodos de 14 nm. Aunque han desarrollado algunas alternativas, como el uso intensivo de litografía DUV (deep ultraviolet) para fabricar chips de 7 nm de forma artesanal, el salto cualitativo sigue fuera de su alcance sin ASML.

Estados Unidos, por su parte, invirtió decenas de miles de millones en su CHIPS Act para atraer fábricas de semiconductores a su territorio, pero ninguna de ellas puede operar con litografía EUV sin recurrir a ASML.

Intel, por ejemplo, cerró recientemente un contrato por más de 4.000 millones de dólares para adquirir nuevas unidades EUV en un intento de recuperar competitividad.

En Europa, los gobiernos celebran a ASML como un bastión industrial, pero también se preocupan por la dependencia estructural que representa.

Si un solo punto en la cadena de producción falla, si Carl Zeiss deja de fabricar sus ópticas, si algún proveedor clave entra en crisis, todo el ecosistema puede colapsar.

En conclusión, ASML no es una empresa cualquiera. Es el nodo invisible que sostiene el futuro de la inteligencia artificial, la computación de alto rendimiento, la miniaturización electrónica y hasta la seguridad nacional de las grandes potencias. Su rol como único proveedor de litografía EUV la convierte en una pieza estratégica sin precedentes en la historia industrial moderna. Mientras el mundo avanza hacia una era hiperconectada y tecnológicamente dependiente, el poder de ASML crece en silencio, demostrando que a veces, el control del futuro cabe en una sola fábrica rodeada de tulipanes.

Referencias

  • Miller, Chris (2022). Chip War: The Fight for the World’s Most Critical Technology. Scribner.
  • Jensen, C. S. (2023). Geopolitics of Technological Dependencies. European Council on Foreign Relations.
  • Yeo, George (2021). Conferencia sobre geopolítica tecnológica en Tsinghua University.
  • Informes financieros y técnicos de ASML Holding NV.
  • Documentación del CHIPS and Science Act (EE.UU., 2022).
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