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La llegada del 5G prometió revolucionar las conexiones globales, mientras Starlink y su conexión satelital directo a dispositivos móviles alimenta nuevas narrativas sobre el fin de las tecnologías tradicionales.
Sin embargo, estas proyecciones se enfrentan a una realidad más compleja: el futuro del acceso a internet no está en el monopolio de una tecnología, sino en la coexistencia estratégica de varias.
Entre fibra óptica, redes móviles y satélites, el ecosistema de conectividad se define más por sus limitaciones que por una hegemonía.
El mito de la tecnología única: una historia recurrente
Por: Gabriel E. Levy B.
A lo largo de la historia de las telecomunicaciones, cada avance disruptivo ha provocado una mezcla de expectativas exageradas y temores infundados sobre la desaparición de tecnologías existentes.
En la década de 1870, la invención del teléfono por Alexander Graham Bell llevó a pronósticos que auguraban el fin del telégrafo.
Sin embargo, ambas tecnologías coexistieron durante décadas, compartiendo un ecosistema en el que cada una desempeñaba un papel complementario.
En 2019, la llegada del 5G provocó un nuevo ciclo de expectativas exageradas.
Empresas tecnológicas y operadores promocionaron esta red como la solución definitiva para todas las necesidades de conectividad, mientras los rumores sobre el fin de las conexiones domiciliarias por fibra o cable ganaban terreno.
Sin embargo, expertos como Michael Wheeler, de NCTA – The Internet & Television Association, advirtieron que “el 5G no sustituirá a las conexiones domiciliarias, sino que las complementará, especialmente en áreas donde la fibra óptica sigue siendo más rentable y eficiente”.
Este tipo de análisis técnico contrasta con la narrativa simplista que busca posicionar a cada tecnología como una solución hegemónica.
El anuncio de Starlink en 2023 reavivó este patrón de expectativas desproporcionadas.
Elon Musk presentó la capacidad de conectar dispositivos móviles directamente a través de satélites, alimentando especulaciones sobre el fin de las redes móviles y terrestres tradicionales.
Sin embargo, al igual que con el 5G, estas predicciones subestiman los desafíos técnicos y económicos de cada tecnología.
La historia de las telecomunicaciones demuestra que las tecnologías más exitosas no eliminan a sus predecesoras; en cambio, encuentran su lugar dentro de un ecosistema donde la complementariedad es la clave para la evolución.
Starlink y el papel de la conectividad satelital
Starlink se presenta como la salvación para las zonas rurales y remotas donde la fibra óptica es inviable.
Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el 37% de la población mundial no tenía acceso a internet en 2022, la mayoría en áreas de difícil acceso.
Para estas regiones, la infraestructura satelital, con su capacidad para operar en lugares donde las redes terrestres no llegan, es una solución invaluable.
Sin embargo, esta tecnología no está exenta de desafíos.
Los satélites de órbita baja como los de Starlink enfrentan problemas de congestión. Cada satélite tiene una capacidad limitada para soportar usuarios, lo que genera una disminución en la velocidad y calidad del servicio a medida que crece la demanda.
Además, los costos asociados al despliegue de esta infraestructura son significativamente altos.
La revista Scientific American citó en 2021 un análisis de la consultora NSR, que subrayó que “el modelo de negocio de la conectividad satelital debe equilibrar las inversiones masivas y los precios accesibles, un reto en regiones con menor poder adquisitivo”.
Así, mientras el internet satelital ofrece cobertura donde otras tecnologías fallan, su capacidad para reemplazar redes móviles y conexiones terrestres está limitada por sus propias características.
¿Redes Satelitales de Starlink al límite?
El reciente anuncio de Starlink sobre la introducción de un “cargo por congestión” marca un giro en su servicio de internet satelital residencial.
Este recargo, aplicable en zonas de alta demanda, busca mitigar la saturación de su red mientras trabajan en expandir su capacidad.
Según la compañía, la tarifa, que varía entre regiones, se aplica al contratar nuevos planes, modificar servicios o cambiar de dirección, y será eliminada una vez que la red soporte mejor la demanda.
En México, por ejemplo, el cargo alcanza los 1.950 pesos, mientras que en Estados Unidos es de 100 dólares.
Redes móviles y fibra óptica: aliados, no competidores
La fibra óptica, por su parte, sigue siendo la columna vertebral del acceso a internet, especialmente en zonas urbanas.
Su capacidad para transmitir grandes volúmenes de datos con mínima latencia y su estabilidad en condiciones climáticas adversas la hacen ideal para aplicaciones que requieren alta confiabilidad, como el trabajo remoto, la telemedicina y el entretenimiento en línea.
Por otro lado, las redes móviles continúan desempeñando un papel clave en la conectividad portátil y urbana. Con 5G, estas redes alcanzan velocidades que compiten con la fibra óptica en ciertos escenarios, pero su implementación masiva es costosa, y su cobertura en áreas rurales sigue siendo limitada.
Como señaló Susan Crawford, experta en políticas de telecomunicaciones, “la combinación de redes móviles y fibra óptica es la más efectiva para brindar conectividad robusta y accesible a la mayoría de la población”.
El modelo mixto no solo responde a una lógica técnica, sino también económica.
Las telecomunicaciones son un sector donde las soluciones “una talla para todos” han demostrado ser ineficaces.
Las zonas urbanas densas, con alta demanda, justifican la inversión en fibra y 5G, mientras que las rurales encuentran en el satélite una respuesta más adecuada.
Redes domiciliarias las reinas de la alta velocidad
Las redes domiciliarias, se han consolidado como el pilar fundamental de la conectividad moderna.
Sustentadas principalmente en la fibra óptica, estas redes son las únicas capaces de garantizar velocidades ultrarrápidas y una latencia mínima para un gran número de usuarios simultáneos.
Esto las convierte en la solución ideal para aplicaciones que demandan un flujo constante y estable de datos, como el trabajo remoto, la telemedicina, los videojuegos en línea y las plataformas de streaming en alta definición.
La fibra óptica, con su capacidad de transmitir datos a través de pulsos de luz a velocidades cercanas a la de la luz, ofrece una estabilidad y un ancho de banda que ninguna otra tecnología puede igualar.
A diferencia de las redes satelitales, que enfrentan limitaciones inherentes debido a la congestión y la distancia entre los satélites y los usuarios, las redes domiciliarias pueden gestionar sin esfuerzo el acceso simultáneo de decenas o cientos de dispositivos en un solo hogar.
Además, mientras que el 5G promete una velocidad similar en escenarios ideales, su capacidad para mantener esta calidad se ve comprometida en áreas densamente pobladas o en el interior de los edificios, donde las señales pueden debilitarse o enfrentarse a interferencias.
Según Susan Crawford, “la fibra óptica no solo define el presente, sino que será la base indispensable para la economía digital del futuro”.
La promesa del internet satelital y el 5G, aunque significativa, no logra alcanzar los niveles de velocidad sostenida y capacidad que la fibra óptica ofrece, consolidando así a las redes domiciliarias como la reina indiscutible de la alta velocidad y el futuro de la conectividad global.
En conclusión
El futuro del internet no pertenece a una tecnología única, sino a un portafolio mixto que combina fibra óptica, redes móviles y satélites. Cada una tiene su nicho: la fibra para densidades altas, las redes móviles para dispositivos portátiles, y el satélite para zonas remotas. Como dijo Tim Wu en su obra The Master Switch, “la verdadera innovación no desplaza, integra”. Así será también con el acceso a internet, un ecosistema que, en su diversidad, encuentra su fuerza.
Referencias
- Wheeler, M. (2019). NCTA – The Internet & Television Association.
- UIT. (2022). Datos globales de conectividad.
- Crawford, S. (2020). Fiber: The Coming Tech Revolution—and Why America Might Miss It.
- Scientific American. (2021). NSR Analysis on Satellite Connectivity Challenges.
- Wu, T. (2010). The Master Switch: The Rise and Fall of Information Empires.