El estudio de GlobalWebIndex[1] publicado este año[2], evidenció que: “América Latina es la región del mundo que más aplicaciones de redes sociales consume[3]”, destacando que los países con mayor uso son Brasil y Colombia y el segmento poblacional que más las utiliza son los jóvenes y adolescentes.
La alta dependencia por estas plataformas es un tema que preocupa a muchos expertos en la región, tal y como lo analizamos en su momento[4], el enfoque podría ser contrario, si asumimos el alto nivel de penetración como una oportunidad sin precedentes para la disminución de las brechas.
¿Podemos disminuir las brechas aprovechando los medios sociales?
Por: Gabriel E. Levy B. – www.galevy.com – @galevy
Una característica común que ha precedido la llegada de una nueva tecnología de información y comunicación ha sido la resistencia que genera en muchos contextos sociales, ocurrió en su momento con la imprenta[5], la radio, la televisión[6] y por supuesto Internet, desencadenándose temores, mitos y en algunos casos discursos apocalípticos. Al tiempo, desde ciertos sectores muy ortodoxos de la academia se ha menospreciado el potencial histórico de los medios de comunicación y aunque no se debe desconocer que existen algunos riesgos asociados al uso desmedido de una tecnología de información y comunicación, generalmente son más los beneficios potenciales que los riesgos reales.
Para el investigador y Doctor en Educación, Fernando Zapata, los medios sociales han potenciado enormemente la interacción entre los seres humanos, generando reales posibilidades de conexión que en otro momento histórico hubieran sido inimaginables, pero sobre todo no hemos sabido aprovecharlas como instrumento para disminuir las brechas sociales:
“Algo que ha sido peligrosamente relegado de las discusiones académicas, es que los medios sociales, especialmente a través de los dispositivos móviles, son instrumentos muy poderosos para favorecer el desarrollo de aprendizajes, ya sean informales, alternativos o divergentes.
Es muy triste que desde la academia se desconozca el potencial de los medios sociales, simplemente porque son entretenidos o porque producen placer, rezagando su uso en contextos como el de la educación y el desarrollo social”. Phd Fernando Zapata Duque
La conquista de las masas
El estudio de GlobalWebIndex publicado en el tercer trimestre de 2019 muestra a Latinoamérica como la región en el mundo que mayor uso hace de las aplicaciones de medios sociales, con un promedio de 212 minutos al día por cada ciudadano, mientras la media global se sitúa en 143 minutos y en países desarrollados como Estados Unidos ronda los 116 minutos, resultando muy llamativas estas cifras.
Los dos países latinoamericanos con mayor consumo diario promedio de aplicaciones sociales son Brasil y Colombia, el primero con un promedio de 225 minutos por ciudadano conectado y el segundo de 216 minutos diarios, mientras Argentina ronda los 207 minutos, aunque al segmentarse la población y reducir el espectro a jóvenes entre 16 y 24 años, Argentina se lleva el primer lugar mundial en este rango, con un promedio de 257 minutos diarios.
México por su parte presenta un promedio de 190 minutos, por debajo de la media global.
Lo que más llama la atención del estudio es que Brasil se ubica en el segundo puesto del ranking mundial, superado solo por Filipinas, que ostenta con 248 minutos el primer puesto mundial. Por su parte, Colombia se ubica en el tercer puesto entre los países que más consumen aplicaciones de redes sociales en el mundo.
Si bien estos indicadores evidencian tal y como lo advertimos en su momento, que la gente sigue utilizando los medios digitales para el “cotorreo”, el chisme y para presumir, también es una evidencia indiscutible del éxito que han tenido medios sociales como Facebook, para conquistar a las personas alrededor del mundo y ofrecer soluciones que les resultan útiles, entretenidas y amigables, pero sobre todo, evidencia que en un continente tan complejo como el nuestro, si es posible disminuir las brechas de conectividad, cuando existe una herramienta accesible no solo desde lo económico, sino desde la usabilidad tecnológica.
La masificación y apropiación como factor diferencial
Una de las mayores barreras que existe para la disminución de las brechas sociales es la masificación de los servicios digitales y la posterior apropiación por parte de los usuarios. Un caso concreto es la computadora, un dispositivo que en América Latina, según cifras de la CEPAL para el año 2017, no lograba superar una penetración del 22% de los hogares[7], mientras en el caso de los dispositivos móviles inteligentes, de acuerdo a las cifras de un estudio publicado en 2018 por GSMA, superan una penetración del 62%, de la población[8], algo que resulta paradójico pues los smartphone son dispositivos mucho más recientes que las computadoras. Sin embargo, gracias a su comunión con medios sociales como WhatsApp y Facebook, sus interfaces intuitivas, los servicios asociados que prestan y muchos planes de “Tasa Cero” ofrecidos por los operadores, han logrado niveles de apropiación y masificación nunca antes vistos en el terreno de las telecomunicaciones, achicando significativamente la brecha de conectividad, al permitir que millones de personas que en otros escenarios digitales podrían considerarse analfabetas tecnológicos, ahora puedan reconocerse como usuarios activos y efectivos de ciertos servicios digitales, constituyéndose de esta forma una oportunidad histórica sin precedentes para disminuir las demás brechas.
En gran medida el éxito que han tenido los smartphone a nivel de hardware y los medios sociales a nivel de software, ha sido sus diseños intuitivos y pensados a partir de las características, capacidades, necesidades y realidades de sus usuarios, un esfuerzo descomunal que por demás le ha significado décadas de investigación a empresas como Apple o Facebook.
“Estas plataformas han privilegiado y priorizado el diseño y la experiencia de usuario sobre muchas otras variables, que a través del diseño de interfaces y la solución de problemas de usabilidad, han logrado seducir y conquistar a los usuarios, logrando que cada vez sea menos complejo el uso de estas tecnologías, a tal punto que hoy en día, cuando las evaluamos, ya no usamos como referencia los niveles de complejidad, sino las escalas de facilidad y usabilidad, logrando que un rango poblacional muy amplio pueda aprovecharlo, desde niños pequeños hasta adultos mayores”. Phd. Fernando Zapata Duque.
Resulta paradójico que mientras en muchos escenarios, especialmente el académico, se descalifica el poder de los medios sociales por considerarlos triviales, ligeros, entretenidos y placenteros, la misma academia se desgasta desarrollando entornos de aprendizaje que resultan confusos y complejos para los usuarios, con interfaces que no logran seducir ni enganchar, en los que se invierten miles de millones de dólares cada año, mientras se desaprovecha una tecnología que tiene la capacidad de penetrar las masas para llevar servicios de tele educación, tele salud, banca en línea, teletrabajo y un sinnúmero infinito de posibilidades, relegando estas plataformas al plano de lo trivial.
Tal y como lo advierte el investigador Fernando Zapata, es necesario un “cambio de chip” que debe comenzar en la academia, pero que debe permear todos los planos y horizontes profesionales, especialmente en las personas que tienen la capacidad de tomar decisiones y definir políticas publicas respecto de las TIC. En donde en vez de criticar el uso, la masificación y apropiación de los medios sociales, se diseñen estrategias de apropiación de las mismas, permitiendo que no solo sirvan para el entretenimiento, sino que permeen todas las esferas sociales como instrumento para llevar educación, salud y cultura a todos los rincones del planeta y muy especialmente de nuestro continente.
Capturando la atención de las personas
Uno de los mayores impactos cuantificables que podemos medir del uso del smartphone y los medios sociales, es el tiempo que las personas le dedican, el cual viene creciendo exponencialmente, por lo que muy seguramente los usuarios están dejando de hacer cosas en el mundo material para desarrollar actividades en el plano digital, lo cual si bien reviste muchos peligros que no deben ser desatendidos, al mismo tiempo despliegan grandes oportunidades en todos los terrenos del conocimiento humano y por consiguiente es necesario conquistar y colonizar estos escenarios, desde lo académico, lo cultural y lo social.
En Conclusión, Si bien el exponencial crecimiento de los medios sociales en América Latina ha generado alarmas y alertas en muchos sectores, las cuales no deben ser descuidadas, de forma paralela es posible atender el fenómeno desde un enfoque totalmente diferente, el de las oportunidades. Lo que estamos presenciando es una posibilidad única para llegar a millones de personas en tiempo real, mediante dispositivos e interfaces que ya se encuentran en manos de los ciudadanos y que si logramos aprovechar de forma eficiente, podrían ser el vehículo para la implementación de proyectos educativos, sociales, culturales y de tele trabajo, es simplemente un asunto que se resuelve cambiando la perspectiva y abriendo la mente.