Por Gabriel Levy
En la última década se ha hablado mucho del aumento en el tráfico y la sobrecarga de datos en la red, que se desencadenó especialmente por la aparición de plataformas OTT de video, que no solo operan con calidad estándar, sino en Alta Definición y 4K, desbordado las capacidades proyectadas por los proveedores de internet a nivel global y generando inmensos sobrecostos operacionales.
Según Juan Ramón García Bish, profesor de Andinalink e Ingeniero de la compañía Gigared, solamente Google con su portafolio de servicios, incluido Youtube, consume el 30% aproximado del total del tráfico de los usuarios, Netflix por su parte consume alrededor del 15%, Facebook otro 10% aunque las cifras varían entre zona rural o urbana, ya que en esta última aumenta Netflix. Aunque los CDN (Content Delivery Nertwork – Datacenter) y el Peering (conexión directa, intercambio de tráfico o emparejamiento) alivian un poco la carga, las cifras infartan las redes locales e internacionales.
Si bien las denominadas OTT son en gran medida las culpables, no son ni las únicas ni las principales responsables de esta congestión, pues de manera oculta existe una internet no indexada ni documentada que produce enormes cantidades de tráfico irregular, constituyendo más del 90% de los datos totales alojados en la nube, cuyo tráfico en la mayoría de los casos es incierto, algunos lo estiman en 5% y otros más pesimistas en el 10%. Lo cierto es que se ha consolidado como una gran amenaza global, no solo por lo impredecible e incontrolable, sino también por el mercado ilegal que la apalanca y que tiene alarmado a usuarios, proveedores y autoridades.
¿Qué son la Deep Web, Dark Web y Darknet?
Para entender porque constituyen estas redes una importante amenaza para la humanidad y para el mismo internet, es necesario primero entender la definición de estos cuatro conceptos: Clearnet, Deep Web, Dark Web y Darknet.
El más común y por consiguiente fácil de entender es el de: Clearnet: el Internet tal y como lo conocemos, todas las páginas web que se encuentran en Google y a las que es posible acceder directamente mediante un navegador convencional como Edge, Chrome o Firefox. Por ejemplo, nuestro Blog de Andinalink es una página de la Clearnet, ya que si es googleada se encuentra rápidamente al igual que si desea acceder a través de su URL. La Clearnet para 2018 y solamente en google, registra alrededor de 1.5 Billones de websites únicos indexados.
Por su parte el Deep Web constituye alrededor del 90% del contenido de la red y su principal característica es que no se puede acceder a través de buscadores ni URL convencionales, es decir, que no está indexada toda la información alojada en la nube y por consiguiente no es posible acceder públicamente. Puede tratarse de páginas habituales protegidas por un paywall, webs que no hayan sido indexados, pero también archivos guardados en servidores como Drive o Dropbox, correos electrónicos en sistemas de mailing y datos administrativos, técnicos y financieros que solo es posible consultar mediante sistemas encriptados, como por ejemplo la información bancaria.
Por otro lado, la Dark Web es ese fragmento de Internet al que sólo se puede acceder mediante aplicaciones específicas y hace parte de la Deep Web, ocupando aproximadamente entre el 0,1% y el 0,3% de ella según cifras del portal Xataka, que definió en un artículo especializado, la Dark Web como: “la porción de Internet que está intencionalmente oculta a los motores de búsqueda, usa direcciones IP enmascaradas y es accesible sólo con un navegador web especial”
La Dark Web está compuesta principalmente por páginas que tienen dominios propietarios como los usados por el sistema TOR cuya extensión es .onion o las .i2p de los eepsites de I2P, que en ambos casos requieren sistemas de navegación y propietarios exclusivos, siendo generalmente TOR el más utilizado.
Por último, el término Darknet fue acuñado y definido en el año 2002 por Peter Biddle, Paul England, Marcus Peinado y Bryan Willman (Investigadores de Microsfot) en un documento que denominaron «The Darknet and the Future of Content Distribution» afirmando que la Darknet es: “Una colección de redes y tecnologías que podría suponer una revolución a la hora de compartir contenido digital.”
Mientras Clearnet solo existe una: La World Wide Web, en el caso de la Darknet existen muchas variantes y tecnologías, siendo las más conocidas las friend-to-friend Freenet, I2P o Invisible Internet Project (Eepsites con extensión.i2p o ZeroNet con sus múltiples servicios). Pero la más popular de todas las redes oscuras es TOR, una red altamente encriptada y capilarizada, que ha desarrollado su propio ambiente de Darknet, y que es la más referenciada cuando se quiere mencionar la red oscura.
¿Por qué son una amenaza el Deep Web, Dark Web y Darknet?
Controlar y medir el tráfico de la Clearnet es posible y relativamente sencillo, la mayoría de los proveedores de internet ya sean grandes mayoristas o pequeños ISP tienen la capacidad de saber como se distribuye el contenido que transita por sus redes, búsquedas, correos, fotografías, video u otros servicios indexados y convencionales, sin embargo, el tráfico que se genera a través de la web oscura en su gran mayoría está encriptado y no es visible. En algunos casos es posible determinar de manera medianamente precisa el ancho de banda que se genera y el porcentaje de infraestructura que demanda sobre la red, sin embargo, no es posible establecer el tipo de contenido que está siendo procesado, es decir que millones de transacciones de ventas ilegales de droga, pornografía infantil, comercio de armas, trata de personas, entre muchas otras actividades ilegales, ocurren sobre la infraestructura de los proveedores, sin que estos en la mayoría de los casos puedan evitarlo y lo que es mucho peor, ni siquiera saberlo con certeza.
Paralelamente, la presión gubernamental recae sobre los mismos proveedores de internet, es decir, ante la imposibilidad de los gobiernos de gestionar y ejercer autoridad en la nube, estos terminan aumentando la carga regulatoria sobre los Telcos, ISP y Cableoperadores, que deben responder en muchos casos por lo que ocurre a través de sus redes, demandando inversiones adicionales en tecnologías de monitoreo, control, gestión y aprovisionamiento, que aumentan considerablemente los costos, complican la operación técnica y generan cargas legales en su mayoría imposibles de cumplir.
La Web oscura en algunas de sus formas, se ha convertido también en túneles de saboteo para la propia infraestructura que demanda, es decir opera como un caballo de troya al interior de los proveedores, ya sea mediante el robo de ancho de banda, la congestión de los servidores, las denegaciones del servicio o el simple enmascaramiento de actos delictivos usando los recursos propietarios de los proveedores. Todo lo anterior perjudica enormemente los sistemas que soportan la red, causando en muchos casos daños prolongados, pérdidas incalculables y consecuencias muy graves en términos sociales, políticos, económicos y tecnológicos.
Uno de los mayores desafíos de la próxima década será gobernar y evitar que la Web oscura transforme internet en un arma en contra de la economía global, la sociedad y la democracia. Para esto, es necesario que agremiaciones, empresas, telcos, isp y gobiernos, discutan de forma mucho más extendida y profunda este fenómeno, invitando a la sociedad civil a participar, interactuando con los modelos de gobernanza autónoma de Internet, respetando la neutralidad de red, la libertad de expresión y aportando herramientas regulatorias.
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