La promesa de Ciudades Inteligentes: ¿Ilusión o realidad?

El concepto de “Smart City” o “Ciudades Inteligentes” se ha posicionado globalmente desde hace algunos años como la gran oportunidad para revolucionar el desarrollo urbano sostenible, apoyándose en el uso de nuevas tecnologías de Software y Hardware, es decir en las denominadas “TIC”, se busca mejorar la calidad de vida de los ciudadanos impulsando la economía digital, colocando en el centro del modelo a los ciudadanos.

Pero si bien existen regiones en el mundo como Asia-Pacífico, con exponentes como Singapur o Japón que han revolucionado la calidad de vida en sus ciudades gracias a un esquema integral y muy exitoso de “Smart Cities”, en América Latina es una utopía que pareciera estar lejos de concretarse.

¿Por qué no despegan las denominadas Ciudades Inteligentes en Latinoamérica?

La expresión “Ciudad Inteligente” se refiere específicamente a un complejo sistema interconectado de tecnologías, que permiten gestionar todos los aspectos relevantes del funcionamiento de una urbe, desde la optimización del transporte público, pasando por el uso eficiente de los recursos energéticos, las actividades comerciales diarias, el embellecimiento y accesibilidad de los espacios públicos, hasta los mecanismos de participación ciudadana.

“Una ciudad inteligente detecta las necesidades de sus habitantes, y reacciona a estas demandas transformando las interacciones de los ciudadanos con los sistemas y elementos de servicio público en conocimiento. Así, la ciudad basa sus acciones y su gestión en dicho conocimiento, idealmente en tiempo real, o incluso anticipándose a lo que pueda acaecer”, Juan Murillo, responsable de Análisis Territoriales de BBVA Data & Analytics

No obstante, para alcanzarse un modelo de implementación exitoso de “Ciudades Inteligentes”, debe ser dimensionado desde una perspectiva integral, es decir, no solo es cuestión de aparatos o tecnología como muchos gobernantes de turno lo han intentado en Latinoamérica, sino una política de largo plazo, compleja y que debe incorporar al menos estos cinco aspectos claves:

 

  1. El ciudadano en el centro de la estrategia
  2. Propender por el desarrollo sustentable
  3. Responder a una Política de Estado de largo plazo
  4. Soportar mediante conectividad de gran capacidad
  5. Fortalecer las economías locales

 

  1. El ciudadano en el centro de la estrategia

Cuando Singapur decidió volver inteligentes sus ciudades, puso como principal objetivo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, por lo que cualquier acción emprendida debía estar enmarcada en uno de los cuatro objetivos específicos que definió un grupo de expertos: Mejorar la movilidad de los ciudadanos, disminuir los tiempos de espera (Acabar con las filas en espacios públicos), mejorar la seguridad y/o fortalecer los espacios públicos.

Esta perspectiva permitió mantener el foco y no distraerse en los utilitarismos de los dispositivos o las estrategias comerciales de las marcas de tecnología. De esta forma cada sistema tecnológico que se incorporó debía estar articulado en alguno de los ejes propuestos y estar acompañado de un modelo de gestión, seguimiento y evaluación permanente de su impacto.

  1. Propender por el desarrollo sustentable

Teniendo en cuenta que la sustentabilidad del planeta está amenazada por la depredación de recursos que ha emprendido el ser humano a lo largo de su historia, todos los modelos de “Ciudades Inteligentes” exitosos implementados hasta ahora, han sido articulados desde una perspectiva de auto-sustentabilidad, en donde se privilegian las energías renovables, el reciclaje, las tecnologías menos contaminantes, el reuso de recursos y en general todos los sistemas autosostenibles que puedan permanecer en el largo plazo.

  1. Responder a una Política de Estado de largo plazo

Para que los proyectos de “Ciudades Inteligentes” sean posibles, viables y sobrevivan en el largo plazo, es necesario que sean diseñados y apropiados como una Política de Estado de largo plazo y no una iniciativa electoral del gobierno de turno. En Singapur por ejemplo la política comenzó a diseñarse e implementarse a principios de siglo y está pensada en su primera etapa hasta el año 2035, de esta forma, todos los gobiernos sin importar su ideología, postura política o programa de gobierno deben articular sus acciones con esta política.

  1. Soportar mediante conectividad de gran capacidad

Para lograr que miles de cámaras de video, sistemas inteligentes de movilidad, sistemas de energía renovable, aplicaciones, dispositivos móviles, sistemas de respuesta temprana, equipos de tecnología energética y cientos de miles de aparatos funcionen de manera armoniosa y con altos estándares de disponibilidad, es indispensable contar con grandes capacidades de conectividad, multidimensional y multi-redundante. Es decir, una “Ciudad Inteligente” solo es posible si se cuenta con salidas de alto flujo a canales internacionales de Internet, múltiples proveedores locales de acceso y una amplia oferta fija y móvil de banda ancha. En este punto en donde las TELCO juegan un papel muy importante, sin ellos es imposible lograrlo, al tiempo que se convierte en una gran posibilidad de diversificación en los modelos de negocios que aporten el oxigeno suficiente para la viabilización de los modelos de negocio.

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  1. Fortalecer las economías locales

Las “Ciudades Inteligentes” deben siempre propender por el fortalecimiento de las economías locales, facilitando los sistemas de pago, fortaleciendo el comercio digital, ingresando nuevas personas en los mercados digitales, facilitando la bancarización y aportando significativamente al producto interno bruto de las ciudades y por consiguiente de las naciones.

La realidad de Latinoamérica

Al dimensionar todos los anteriores aspectos, es posible identificar porque en América Latina es aún una utopía pensar en verdaderos macro-proyectos integrales de “Ciudades Inteligentes”, si bien muchos gobiernos y candidatos han invocado de manera reiterada el tema, comúnmente el enfoque ha sido totalmente tecnológico, reduciendo el alcance a las funciones derivadas de los aparatos y no a una estrategia integral basada en el ciudadano.

De otra parte, muchos de los gobernantes en América Latina sufren el síndrome de Adán, es decir, afirman que “Todo comenzó con ellos” y desconocen en su gran mayoría las gestiones anteriores, lo cual no permite políticas de largo plazo como las que han alcanzado ciudades como Singapur, Tokio, Estocolmo o New York.

También es importante reconocer que en la región existen múltiples asimetrías, de acuerdo con diversos indicadores especializados, como el CIMI, el G3ict y World Enablepor, las ciudades de Buenos Aires, Santiago de Chile, Ciudad de México, Medellín, Montevideo y Belo Horizonte, han dado grandes pasos hacia la consolidación de esquemas viables y sustentables de “Ciudades Inteligentes”. Buscando en primer lugar poner al ciudadano en el centro de las políticas, a través de estrategias tecnológicas que propenden fortalecer el transporte público, la seguridad ciudadana, la interacción con el gobierno, sistemas de movilidad sustentable, mejorando los indicadores de conectividad y desarrollando proyectos de energías verdes, todo lo anterior articulado a una clara política pública de ciudad, que si bien se encuentran muy lejos de los grandes logros de urbes Asiáticas como Singapur, Seul o Tokio, o Europeas como Estocolmo, Reikiavik o Barcelona, evidencian que van en el camino correcto. Al tiempo que en otras ciudades como Bogotá, Managua, Tegucigalpa, Asunción, Caracas y El Salvador, en donde el tema ha sido mencionado por sus gobernantes en las últimas décadas, la realidad, las evaluaciones independientes y los indicadores muestran todo lo contrario, ya que son ciudades con políticas desarticuladas,  contaminantes, inseguras y en donde el ciudadano está por fuera del foco de las políticas públicas y sus gobernantes no son capaces de articular la tecnología a una política integral urbana, mientras en muchas otras ciudades de la región, especialmente las de pequeño y mediano tamaño, el tema ni siquiera está en el radar de sus gobernantes.

El rol del Internet de Todo

Tal y como lo tratamos anteriormente en el artículo “Entendiendo el Internet de Todo”, este modelo aporta muchísimo a la articulación de las Ciudades Inteligentes, pues ofrece un sustento práctico y conceptual que ha demostrado ser un excelente vehículo para la viabilización de los grandes proyectos de Ciudades Inteligentes como el de Nueva York, París y Reikiavik.

Internet de Todo “consiste en reunir personas, procesos, datos y cosas para conseguir que las conexiones de red sean más pertinentes y valiosas que nunca, convirtiendo la información en acciones que creen nuevas capacidades, experiencias más ricas y oportunidades económicas sin precedentes para las empresas, las personas y los países”, (Cisco, 2013).

Y aunque el concepto es muy incipiente aún, sus pilares fundamentes sin duda aportan elementos que pueden ahorrarle mucho tiempo a los gobiernos para lograr la implementación exitosa de proyectos de Ciudades Inteligentes. 1. Personas: Conectar personas de maneras más pertinentes y valiosas. 2 Datos: Convertir datos en inteligencia para tomar decisiones mejores. 3. Procesos: Entregar la información correcta a la persona (o máquina) apropiada en el momento oportuno. 4. Cosas: Dispositivos físicos y objetos conectados a Internet y entre sí para lograr una toma de decisiones inteligente; (Internet de las cosas).

En conclusión, para alcanzar un modelo de implementación exitoso de “Ciudades Inteligentes” en Latinoamérica, es necesario dimensionarlo desde una perspectiva integral, en donde el ciudadano debe estar en el centro de la estrategia, buscando propender por el desarrollo sustentable, respondiendo a una Política de Estado de largo plazo, soportado mediante conectividad de gran capacidad, en donde el “Internet de Todo” puede aportar mucho al diseño, tal y como lo han logrado muchas ciudades Asiáticas, Europeas y Norte Americanas.

Finalmente, los proyectos de “Ciudades Inteligentes” son una gran oportunidad para la industria de las telecomunicaciones, pues les permite diversificar sus modelos de negocio, aumentar el flujo de caja al tiempo que hacen un gran aporte social y Urbano.

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