Por: Gabriel E. Levy B.
Durante la última convención D23 de Disney, se conoció que Disney+[1], la nueva plataforma OTT de la compañía que será lanzada este otoño, emitirá los capítulos de sus series más destacadas de forma semanal y no liberará las temporadas completas tal y como lo hace Netflix, desestimulando las maratones conocidas como binge-watching[2] y en cambio apostará por parecerse a la televisión generando expectativas mediante estrenos semanales.
La decisión de Disney pone en evidencia que el Video en Demanda enfrenta sus propios demonios y que el esquema de consumo televisivo tiene aún muchas fortalezas y bastante que aportar en el segmento de consumo audiovisual.
¿Por qué Disney+ apuesta por los estrenos semanales?
El concepto binge-watching hace referencia al consumo compulsivo y progresivo de series audiovisuales, generalmente bajo demanda, traducido del inglés popularmente al español como maratón de series. Este modo de consumo se ha masificado y popularizado con la aparición de Netflix y otras plataformas OTT de video a la carta.
Por su parte, el consumo de un contenido audiovisual tradicional ha estado supeditado a referencias de tiempo y espacio, pues implicaba ir a cine a una determina hora o sentarse frente al televisor en un momento específico. Fue bajo esa premisa que crecieron muchas generaciones, corriendo a casa para ver su telenovela o las noticias, sufriendo por perderse la hora de su programa favorito o por llegar tarde al cine. Ya fuera para ver noticias, películas, eventos o series, el almanaque y el reloj eran los tiranos de la programación.
La digitalización del ecosistema audiovisual y la llegada del video a la carta (VOD) ampliaron significativamente las formas en que las personas consumen contenidos audiovisuales, rompiendo la estricta dependencia con el reloj y el espacio físico.
El binge-watching encanta y seduce a las audiencias, lo cual en perspectiva es positivo, pues genera fandom[3] (grupos de aficionados que participan activamente en la promoción y desarrollo de un proyecto audiovisual) y fideliza a los espectadores, pero no todo es idílico.
Un modelo insostenible
Sin embargo, este fenómeno se está convirtiendo en un problema que no puede ser ignorado en la industria audiovisual: la producción de una gran serie puede tardar meses, y por esta razón se proyectaba para ser emitida semanalmente, pues esta periodicidad permite mantenerla viva por mucho tiempo en la mente de los consumidores y apelar al deseo de esperar la siguiente parte de la historia.
Pero cuando la audiencia consume en solo una semana todo ese esfuerzo de producción, se rompe el equilibrio originalmente calculado. La serie puede morir muy rápido en la mente del espectador o, en el caso contrario, puede generar en las audiencias ansiedad por el largo tiempo de espera de la siguiente temporada, algo que muchos hemos experimentado cuando quedamos fascinados con una serie que devoramos en una semana y sabemos que debemos esperar hasta dos años para ver la siguiente.
Una manera de solventar este efecto es produciéndose masivamente nuevas series, pero es física y económicamente imposible de satisfacer a una audiencia acostumbrada a devorar contenidos. Una distribución controlada con emisiones semanales genera mayor fidelización, prolonga en el tiempo la recordación de la serie y es económicamente viable, por lo que es posible suponer que esta es la principal razón por la que Disney optó por este modelo.
El antecedente de Juego de Tronos
Otro aspecto que pudo haber influido en la decisión de Disney fue lo ocurrido el pasado 19 de mayo, día en que se emitió el último episodio de Juego de Tronos convirtiéndose en un fenómeno social a nivel global sin precedentes, evidenciándose que la expectativa y la distribución controlada aun generan un impacto muy fuerte en las audiencias que valoran mucho más un producto cuando han tenido que esperar por su lanzamiento, que cuando simplemente lo devoran en una maratón.
Disney no será el único en apostar por este modelo
Desde hace dos años Netflix ha decidido que solo algunas de sus series no sean emitidas en formato maratón, sino liberando paulatinamente el contenido semana tras semana. Si bien este esquema ha molestado algunos fanáticos, ha sido bien recibido por otros. En días recientes circuló una “Fake News” en la que anunciaban que todas las series de Netflix pasarían al formato de emisión semanal, la misma compañía confirmó que esto solo ocurrirá con algunos de los nuevos lanzamientos[4].
De otro lado, una noticia publicada por Bloomberg[5] hace algunos días, anunció que el servicio de streaming de Apple, que recibirá el nombre de Apple+, también planea hacer lo mismo con sus series originales, es decir, emitir semanalmente cada capítulo. Sin embargo, la compañía californiana fundada por Steve Jobs no ha negado ni tampoco validado esta información.
En Conclusión si bien el binge-watching es un esquema de consumo de contenidos que ha seducido a las nuevas audiencias y ha trascendido las fronteras globales, este modelo es económicamente insostenible ante una sedienta generación que busca devorar en solo cuestión de horas series completas. Es por esto que el esquema tradicional de distribución de las series empoderado por la televisión tradicional está recibiendo oxígeno en las nuevas plataformas OTT incluyendo la propia Netflix, que esperan una mayor valoración por parte de los usuarios del contenido al tener que esperar una fecha de emisión.
[1] Disney destapa sus cartas para competir con Netflix
[2] ¿Es el binge-watching la nueva forma de consumo audiovisual?
[3] Fandom: Identities and Communities in a Mediated World