El Big Data revela la cara oculta de la humanidad

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Un analista de datos norteamericano, columnista del New York Times y profesor de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, luego de cuatro años de intensa investigación descubrió que si bien la humanidad miente todo el tiempo, cuando se trata del Big Data todas las mentiras quedan al descubierto. “Todo el mundo miente”, es el revelador, perturbador y sin duda polémico libro, recientemente publicado por Seth Stephens-Davidowitz.

¿Les mienten las personas a todos, menos a Google?

Por: Gabriel E. Levy B. www.galevy.com

Definida como una “Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa”, la mentira es tan antigua como la humanidad misma. En el año 430 Agustín de Hipona identificó ocho tipos de mentiras, mientras en el siglo XVI Tomás de Aquino las redujo a tres grandes tipos: la útil, la humorística y la maliciosa.

Ahora, Stephens-Davidowitz, desde su investigación en análisis de datos, encontró que las personas mienten sobre todo tipo de temas, “sobre cuántos tragos bebieron antes de regresar a su casa. Mienten sobre haber leído un libro, o sobre la frecuencia con que asisten al gimnasio, sobre su salud. Dicen que llamarán cuando no lo harán. Dicen que son felices cuando están deprimidos o tristes.”

“Las personas mienten a sus amigos. Mienten a sus jefes. Mienten a los niños. Mienten a sus padres. Mienten a sus médicos. Mienten a los maridos. Mienten a las esposas. Se mienten a sí mismas. Y sin sombra de duda mienten en las encuestas. Al único que no le mienten es a Google”.

En su libro Stephens-Davidowitz, afirma que a Google le decimos lo que no le contamos a nadie más, le revelamos nuestras preocupaciones, miedos, sueños, temores, angustias, aspiraciones, secretos y curiosidades mediante los ocho billones de gigabytes de datos que diariamente se registran en las búsquedas.

El Big Data releva lo que somos y lo que hacemos

Si bien la investigación del profesor de la Universidad de Pensilvania es reveladora, su conclusión central no es una novedad, pues desde hace unos años el Big Data se está convirtiendo en la fuente más confiable y utilizada en el mundo para realizar estudios e investigaciones sociales.

El Big Data es un complejo concepto de origen anglosajón ampliamente difundido en la era de la información, que se emplea para describir un conjunto de información tan grande y confuso que requiere de sistemas informáticos y de analíticas especializadas. Los sistemas Big Data permiten obtener información del comportamiento de los usuarios en Internet y, a partir de ella, se realizan cruces estadísticos e informáticos que sirven para caracterizar individual o globalmente a las personas.

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Mentir es parte de la vida social compleja

Un estudio publicado en 2013 por la Universidad Autónoma de Nuevo León en México, concluyó que la mentira hace parte de las sociedades complejas como la que hemos construido los humanos y sostiene que la mentira es un procesamiento cognitivo, consciente y controlado, en el cual coexisten factores culturales y de experiencia acumulada a través de la vida.

Por su parte el autor Miguel Catalán en el libro: “Antropología de la Mentira”, sostiene que la mentira se debate en una paradoja entre el enigma intelectual y el escándalo moral, conviviendo en una aparente incompatible construcción social, entre el odio que produce y su práctica globalmente extendida.

Los resultados de Stephens-Davidowitz

En entrevista con la BBC del Reino Unido, Stephens-Davidowitz afirma que comenzó a interesarse por el Big Data resultante de las búsquedas en Internet cuando Obama era presidente de Estados Unidos y sus discursos en contra del racismo aumentaban las búsquedas racistas en google, es decir el efecto contrario.

Evidencia de prejuicios

Stephens-Davidowitz logró establecer mediante los datos arrojados por sistemas de Big Data, especialmente el motor de búsqueda de Google, cómo muchos prejuicios siguen conservándose intactos en la sociedad norteamericana, por ejemplo, el machismo, presente no solo en los entornos esperados como las fuerzas armadas o los equipos de fútbol americano, sino también en otros ambientes inesperados:

“La mayoría de los padres hoy quiere hacernos creer que tratan igual a sus hijos que a sus hijas. Pero si echas un vistazo a Google te das cuenta de que no es sí.

Los padres hacen consultas en Google sobre sus hijos varones relacionadas con la inteligencia, preguntas tipo “¿Es mi hijo un genio? ¿Mi hijo tiene talento?

Sin embargo, la mayoría de las consultas que hacen en Google sobre sus hijas están relacionadas con su aspecto: “¿Mi hija tiene sobrepeso?” “¿Es fea mi hija?”

A través de Google los padres expresan mucho más interés por el potencial intelectual de sus hijos varones y mucho más interés por la fisonomía de sus hijas.

Ser gay no es una moda

A diferencia de lo que muchas corrientes ideológicas conservadoras sostienen, especialmente las de origen religioso, las investigaciones de Stephens-Davidowitz concluyeron que ser gay no es una moda ni se “contagia”. Lo que descubrió en los datos es que la visibilización de personas diversas no hace que otras personas se vuelvan diversas; simplemente ayuda a que salgan del armario, pero no influye para nada en su orientación.

El investigador encontró, por ejemplo, que en el estado sureño de Mississippi, en Estados Unidos, uno de los estados más hostiles para la comunidad LGTBI, la tasa de personas con una orientación homosexual declarada es muchísimo menor a la de cualquier otro estado, por lo que oficialmente es uno de los estados con menos personas homosexuales en Estados Unidos, sin embargo el número de búsquedas de pornografía gay es prácticamente el mismo que en los estados que son más tolerantes hacia la homosexualidad y en donde existen muchísimas más personas que se han declarado abiertamente con esta orientación sexual.

De hecho, en Mississippi la pregunta que más googlean las mujeres respecto a sus maridos no es “¿Me está engañando mi esposo?”, sino “¿Mi marido es gay?”, a diferencia de los estados como California, en donde oficialmente existen muchísimos más gay declarados y la principal pregunta de las mujeres si es: “¿Me está engañando mi esposo?” y la pregunta “¿Mi marido es gay?” es poco frecuente.

Audiencias políticamente correctas

Un estudio a principio de siglo en el Reino de España que integró la medición simultánea de diversos servicios públicos arrojó que las personas mentían respecto a la recepción de publicidad. ¿Cómo lo descubrieron?: Con las cifras de consumo de agua y energía durante los comerciales de Televisión, las cuales crecían notoriamente en un hogar durante los comerciales, es decir: Si un programa de televisión sintonizado por una persona o familia pasaba a comerciales, el consumo de agua y energía aumentaba notoriamente en ese hogar, lo cual era indicador de que encendían luces, vaciaban el baño, iban a la cocina y por consiguiente no continuaban viendo el programa, pero cuando los comerciales finalizaban los consumos volvían a la normalidad. Sin embargo, cuando las mismas personas eran encuestadas, afirmaban que, si veían los comerciales, seguramente por considerar que esa era la respuesta “políticamente correcta”.

En América Latina a medida que los sistemas electrónicos para medir audiencias fueron implementándose, en especial los People Meters, se hizo evidente las contradicciones entre las encuestas y las mediciones tecnológicas, especialmente cuando se trata del tipo de programa o canal que las personas consumen.

Señales como las de Discovery, NatGeo, History o DW registran en las encuestas mucha más audiencia que en las mediciones tecnológicas de consumo y la razón que se ha identificado a través de diversos análisis estadísticos, es que para muchas personas decir que consumen estos canales, les permite aparentar que son más cultas e inteligentes, cuando en realidad los canales nacionales, los deportes y las telenovelas son los contenidos que más sintonizan.

Los temas más buscados en Google por los latinoamericanos en 2018

Según las propias cifras oficiales de Google, en Chile a propósito de la muerte de Nicanor Parra, la frase más consultada fue: “¿qué es el antipoeta?”. En Colombia la búsqueda que más resultados arrojó fue: “¿Qué significa soñar que estoy embarazada?”. En Argentina a propósito del debate generado por el aborto, el tema más buscado fue: “Qué es el Misoprostol”. En Perú “Elecciones 2018”, fue el término más consultado, seguido de “Paolo Guerrero”, mientras en Brasil fue “Jair Bolsonaro” uno de los términos que más resultados arrojó. En América Latina como región el término que se destacó fue: “Mundial 2018”

 

¿Es el Big Data el nuevo gran hermano?

Hace exactamente 70 años que el escritor británico George Orwell escribió la famosa novela 1984, una espeluznante historia en la que un dictador controlaba a la humanidad mediante pantallas instaladas en cada espacio de la vida social y privada, al mejor estilo de la teoría de la aguja hipodérmica de la escuela de la comunicación de Frankfort en Alemania, Orwell imaginó una humanidad controlada a través de las máquinas por oscuros poderes políticos.

Si bien el uso que Stephens-Davidowitz ha dado a la información recabada en sus investigaciones ha servido para reconocernos mejor como especie, no siempre ocurre con estos académicos y loables propósitos.

A medida que se han venido filtrando los resultados que arrojan los sistemas de Big Data que evidencian el verdadero pensamiento oculto no visible de la humanidad, al igual que los prejuicios, temores y miedos no manifiestos de la población, los políticos en orillas ideológicas extremas, tanto de izquierda como de derecha, han comenzado a capitalizar esta información para exacerbar los prejuicios y utilizarlos como instrumentos para llegar al poder.

Un caso concreto fue el escándalo de Cambridge Analytic, una polémica consultora nacida en la universidad que lleva su nombre y que utilizó la información del Big Data para interferir y manipular campañas políticas alrededor del mundo, beneficiando candidatos en perjuicio de otros, en una explosiva mezcla que incluyó producción de información controlada y el uso de información sobre los votantes, especialmente sus miedos y temores más profundos para ser expuestos a contenidos, en su gran mayoría falsos, induciendo erróneamente la decisión del voto.

El uso de información recabada mediante Big Data permitió que los promotores del Brexit en el Reino Unido ganaran esa elección, utilizando y manipulando los más profundos miedos de los electores y promoviendo los peores prejuicios xenófobos y racistas, produciendo afirmaciones falsas, como la realizada por Boris Johnson, que le hizo creer a los ciudadanos más pobres de Gran Bretaña que cada semana Reino Unido donaba 350 millones de libras a otros países de la Unión Europea, sin mencionar que las devoluciones recibidas por comunidad Europea eran iguales o superiores a esa cantidad, lo cual generó indignación en los votantes, especialmente en habitantes de zonas rurales y sofocó los peores temores de los ciudadanos menos educados, lo que al final desencadenó una de las peores crisis políticas que haya enfrentado en su historia el Reino Unido .

 

De manera simultánea en Estados Unidos el presidente Donald Trump logró ganar las elecciones usando los mismos métodos, utilizando la inmigración como arma de exacerbación colectiva, especialmente en los más pobres, mientras la serie de ficción House of Cards en Netflix, narraba de forma detallada el mismo modelo a través de una historia de ficción.

 

Por su parte en Colombia los promotores del referendo de NO voltearon la balanza en su favor utilizando la misma metodología tal y como lo confesó en su momento el gerente de esta campaña, pero con una variación mucho más sofisticada, pues mediante redes sociales como WhatsApp, enviaron mensajes direccionados a cada segmento poblacional a partir de los miedos y temores identificados en cada grupo, y meses después en Brasil Bolsonaro logró obtener el apoyo popular empleando sistemáticamente los mismos métodos que le permitieron ocupar el primer cargo de la nación carioca.

En España se ha acusado a Pablo Iglesias de utilizar estos métodos, al igual que se ha evidenciado que gobiernos de izquierda como el de Venezuela lo usan permanentemente.

 

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En Conclusión, lo que Seth Stephens-Davidowitz muestra en su estudio no es simplemente que las personas mentimos todo el tiempo, cosa sabida hace miles de años, sino que en Internet estas mentiras se hacen frágiles porque dejamos allí muchas pistas para que un buen análisis de datos detecte la verdad. Esto tiene implicaciones, riesgos y oportunidades para la sociedad, la psicología personal, la política y el ambiente, entre muchas otras áreas, pues el Big Data nos está dando mucha más información veraz que las encuestas, y puede que en esos datos este gestándose una nueva forma de relación social basada en la verdad, o por el contrario, podríamos estar presenciando una nueva y muy poderosa herramienta de control social, al mejor estilo del gran hermano de George Orwell, en donde las estructuras de poder nos controlarán utilizando la información recabada a través de los millones de datos que arroja por minuto el Big Data global.  

 

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Descargo de Responsabilidades: Este artículo corresponde a una revisión y análisis contextual en el contexto de la transformación digital en la sociedad de la información, y está debidamente soportado en fuentes académicas y/o periodísticas confiables y verificadas.  Este NO es un artículo de opinión y por tanto la información que contienen no necesariamente representan la postura de Andinalink, o la de sus autores o las entidades con las que se encuentren formalmente vinculados, respecto de los temas, personas, entidades u organizaciones mencionadas en el texto.

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