Si bien la telemedicina no es una tecnología nueva, la reciente declaración por parte de la Organización Mundial de la Salud[1], OMS, de la primera pandemia de esta década, puede constituirse en la mayor oportunidad histórica que hayamos presenciado para materializar y probar la masificación de la atención en salud mediada por tecnologías informáticas, tanto en sus aspectos de consulta, prevención, atención y acompañamiento.
¿Cuáles son los beneficios que aporta la telemedicina en tiempos de pandemia?
Por: Gabriel E. Levy B. – www.galevy.com
Definida como la prestación de servicios médicos a distancia[2], la telemedicina emplea las tecnologías de la información y las comunicaciones ¾TIC¾ para propósitos clínicos y terapéuticos. Esto va desde casos atendidos por teléfono, pasando por sofisticadas tecnologías que incluyen complejos algoritmos, hasta robots capaces de realizar cirugías mientas son controlados a distancia y en tiempo real.
La telemedicina ha venido ganando terreno en los últimos años y existen muchas experiencias exitosas documentadas alrededor del mundo[3], sin embargo, no se ha explotado de manera efectiva todo su potencial. Esto se debe en parte a que las prácticas presenciales siguen estando muy arraigadas en los sistemas de salud alrededor del mundo, y por ahora los profesionales sanitarios siguen prefiriendo los esquemas convencionales de atención clínica, pero también a las deficiencias de conectividad en muchas regiones del mundo.
No obstante, la aparición de la nueva pandemia del COVID-19 pareciera estarle dando un nuevo impulso a la telemedicina. En primer lugar, porque existe un alto riesgo que el personal sanitario se contagie (tal y como se evidenció con los primeros casos en China); en segundo lugar, porque los sistemas de salud han demostrado que no tienen la capacidad de atender presencialmente a todos los infectados; y en tercer lugar, porque si el paciente permanece en su casa se reduce sustancialmente el riesgo de que pueda infectar a otros pacientes.
Las transformaciones ya pueden verse. El Hospital de Xuhui es el primer centro hospitalario público de Shanghái que cuenta oficialmente con todos los certificados para proveer asistencia sanitaria y tratamiento a distancia, mediante tecnología de telemedicina:
“Desarrollamos una aplicación en 2015 con el objetivo de estandarizar los servicios médicos, cuya calidad varía mucho de un lugar a otro. Queremos ofrecer el servicio de los hospitales AAA -los mejores del país- en todo el territorio. Y utilizamos herramientas de inteligencia artificial para ayudar tanto en el diagnóstico como en el seguimiento de casos crónicos[4]”
Sun Mingming, director ejecutivo de la División de Administración Médica de la Comisión de Sanidad de Shanghái, en entrevista con el País de España.
Frente a la actual crisis del coronavirus, el modelo de telemedicina provisto por este hospital se ha convertido en el más eficiente mecanismo de descongestión en China, permitiendo que alrededor de 1,82 millones de personas, distribuidos en más de 20 provincias, puedan ser diagnosticadas y tratadas de forma adecuada, oportuna y con calidad. Las cifras presentadas por el hospital evidencian que un 45,8% de los pacientes se encuentra en un rango de edad entre 40 y 60 años, lo que permite llegar con atención a la población más vulnerable y menos adaptada a las TIC, como los mayores de 60.
“La epidemia del coronavirus es un acicate para acelerar el desarrollo de la telemedicina, porque ha demostrado que es una herramienta muy efectiva para preservar los recursos sanitarios. Como sucede con la gripe común, los pacientes se preocupan y acuden a Emergencias, aunque no sea necesario, lo cual puede provocar el colapso del sistema.
La telemedicina es un primer filtro efectivo y nos permite destinar los recursos disponibles a quienes realmente los necesitan. Además, utilizando terminales de control remoto, facilita el seguimiento de enfermos crónicos, a quienes se proporciona tratamiento en sus casas siempre que sea posible”, explica Jian Zhou, presidente del Hospital de Xuhui al País de España[5]
Adicionalmente, desde que el pasado 31 de enero se puso en marcha la plataforma web dedicada a las consultas relacionadas con el coronavirus, se ha atendido a más de 175 mil personas que evidenciaban alguno de los síntomas del Covid-19.
“Alrededor de quince hospitales han destinado personal, y también se han presentado voluntarios médicos que querían aportar su grano de arena durante el tiempo libre y que no tienen más que acceder a su cuenta desde cualquier lugar para atender a los usuarios. De las 200 consultas diarias que recibíamos antes del coronavirus, hemos pasado a 3.000”, Jian Zhou, presidente del Hospital de Xuhui al País de España[6]
Si bien China ha demostrado que es posible de lograr, se requiere de muchos elementos para que realmente la telemedicina cumpla con sus objetivos. Es indispensable como primera medida, una buena coordinación en todos los niveles, incluyendo la adecuada capacitación del personal, redes de acceso suficientes, infraestructura tecnológica redundante y con altos niveles de disponibilidad, alfabetización tecnológica en los usuarios finales con terminales adecuadas y por supuesto una apropiada conectividad, algo en lo que América Latina se encuentra muy rezagada.
Otros países están promoviendo el uso de sistemas de telemedicina con el fin de evitar el colapso del sistema de atención. La idea es que todas las consultas sobre temas menores sean hechas sin necesidad de visitar al médico y evitando contacto. Así, esta semana la Asociación Médica Estadounidense (AMA) pidió a los ciudadanos usar la videoconferencia para las consultas con el médico de cabecera, como:
“Casi el 75% de todas las visitas al médico, y a los servicios de urgencia son innecesarias o podrían ser manejadas de manera segura y efectiva por teléfono o videoconferencia”[7].
De igualmente forma para los proveedores de telecomunicaciones, la telemedicina puede ser una interesante oportunidad para la diversificación de servicios, generando nuevos ingresos, al tiempo que se cumple con una importante labor de responsabilidad social. Incluso el gigante chino Huawei hizo esta semana una importante donación en equipos y sistemas de teleconferencia para el sistema de salud de Tailandia, con el fin de contribuir al diagnóstico y tratamiento remoto del COVID-19[8].
Este tipo de medidas, aunque muy apropiadas, también ponen en relieve las necesidades estructurales que hay detrás de la telemedicina, especialmente respecto a la conectividad de internet en los países en desarrollo. De poco valdrá tener sofisticados sistemas de comunicaciones si ante la emergencia el precario ancho de banda característico de América Latina y otras regiones colapsa ante los requerimientos. También es esencial acelerar la formación de profesionales (médicos, enfermeros y farmaceutas) en atención remota, pues esto requiere capacidades innovadoras. Igualmente la coyuntura evidenciará la calidad en la preparación de los estudiantes las facultades e institutos ante este nuevo panorama.
En Latinoamérica, algunos países han avanzado bastante en preparar sus hospitales con tecnologías de telemedicina. Chile (68% de instituciones adaptadas), Uruguay (54%) y Guatemala (45%) llevan la delantera, según estudio de Global Health Intelligence (GHI)[9], mientras la mayoría, incluyendo Brasil, México y Argentina, van rezagados. La actual crisis puede ser la oportunidad para galvanizar los esfuerzos públicos y privados en infraestructura y formación.
En conclusión, El éxito de la experiencia china para enfrentar el COVID-19 con tecnologías de información y comunicación muestra como la telemedicina puede marcar la diferencia en el tratamiento de los pacientes en tiempos de una pandemia, reduciendo significativamente el riesgo del personal sanitario, mejorando los tiempos de atención, evitando el colapso de los hospitales, minimizando el riesgo de contagio y garantizando la sostenibilidad del sistema mismo. No obstante, solo se obtendrán buenos resultados si existe una buena coordinación en todos los niveles, especialmente la adecuada capacitación del personal sanitario y de apoyo, redes de acceso suficientes, infraestructura tecnológica redundante y con altos niveles de disponibilidad, alfabetización tecnológica en los usuarios finales con terminales adecuadas y, por supuesto, una apropiada conectividad de última milla.
Fotografía: Daniel Sone, National Cancer Institute en Unsplash.com
[1] Artículo de la BBC a apropósito de la declaratoria de Pandemia por parte de la OMS
[2] Artículo de Wikipedia sobre la Telemedicina
[3] Artículo de Nación Farma sobre casos de éxito de la Telemedicina
[4] Artículo del País de España sobre Telemedicina
[5] Artículo de Retina del País de España
[6] Artículo de Retina del País de España
[9] Artículo con informe de avances en AL del Global Heatlt Intelligence