Andinalink – Feria Internacional de Telecomunicaciones
Propietaria de los dos medios sociales más populares en el mundo, de las plataformas de chat más utilizadas en el planeta, de las aplicaciones móviles más descargadas y del tercer sitio web más visitado en todo el planeta – con 2.500 millones de usuarios simultáneos y 3.500 millones acumulados -, ninguna organización, gobierno, persona o empresa en la historia ha tenido tanta capacidad potencial y poder real de influencia sobre la humanidad como Facebook Inc.[1] [2] [3]
¿Qué tan culpable es Facebook de la nueva polarización social global?
Si algo aprendió la humanidad durante el siglo pasado, después de padecer dos guerras mundiales[4] y muchas sangrientas guerras civiles – algunas de las cuales persisten en países como Siria y Congo – [5], es que una de las consecuencias derivadas de la polarización ideológica sistematizada, dogmatizada o fanatizada, es el conflicto armado exacerbado[6], una necesidad de destrucción total del otro que deriva en muerte, devastación, hambruna, desolación y pobreza[7].
Justamente por esta razón, buscando una solución dialogada a los conflictos que amenazan escalar, nació en 1945 la Organización de las Naciones Unidas[8] como un mecanismo civilizado para la solución de las controversial humanas[9]. Al mismo tiempo, el sistema educativo, la academia, la sociedad civil y algunos gobiernos comenzaron a encaminar sus esfuerzos para la moderación, regulación y castigo de los discursos del odio[10] cuyo objetivo es atizar las hogueras ideológicas. Para ello han promovido mecanismos democráticos y plurales de dialogo social[11], respeto por las diferencias y promoción de las estrategias de inclusión como principal instrumento de cohesión social[12].
Aunque no es fácil asimilarlo en un contexto en que las noticias crean la percepción de que vivimos en permanente conflicto, la realidad evidencia que la segunda mitad del siglo XX es uno de los momentos más pacíficos y civilizados que la humanidad haya vivido, y aunque es indiscutible la existencia de conflictos aislados y focalizados en diversas regiones del mundo, las estadísticas como insumo objetivo de análisis evidencian que el nuestro ha sido uno de los periodos más calmos en toda la historia[13].
En el célebre libro Sapiens: De animales a Dioses[14], el historiador Yuval Noah Harari identifica varios posibles factores adicionales que pueden haber propiciado los intentos de pacificación global luego de la Segunda Guerra Mundial. Tal vez el principal sea la nuclearización de las naciones, pues el poder aniquilador de las armas de destrucción masiva se convirtió en un buen motivo para disuadir a los gobiernos de iniciar una nueva guerra, ya que el resultado de esta ecuación solo conduciría a la destrucción total, sin triunfadores. De otra parte, está el desarrollo de las economías basadas en servicios, en donde los recursos se convierten en intangibles, tal y como ocurre, por ejemplo, en la quinta economía más grande del mundo: el estado de California (Si fuera un país independiente):
“Si hipotéticamente California fuera invadida por los chinos, no tendrían mucho que saquear, pues encontrarían cine, software y las mentes brillantes que lo hacen posible, pero más allá de unos deliciosos vinos y algunos cítricos, no tendrán recursos tangibles que saquear, como petróleo o diamantes.”[15]Yuval Noah Harari
Adicionalmente Harari[16] afirma que la paz global se convirtió en un negocio muy rentable en un mundo donde la producción en masa de bienes y servicios es indispensable para la generación de riqueza.
Es importante mencionar igualmente la ola de conciencia global que comenzó en los años sesenta y que nutrió el sueño de un mundo pacífico, la cual recibió el nombre de contracultura – entre otros apelativos -, y que marcó de forma significativa a toda una generación[17].
La caída de la Unión Soviética y la despolarización del discurso global
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, el número de muertes por guerras y de conflictos armados disminuyó significativamente[18]. La polarización ideológica exacerbada tuvo un notable descenso, al igual que hubo una importante reducción en el discurso del odio[19].
No obstante, la polarización político-económica global continuó de forma moderada durante las siguientes décadas, en el escenario de la denominada Guerra Fría[20], que mantuvo en orillas ideologías opuestas a las propuestas civilizatorias del comunismo y el capitalismo[21] mientras las potencias dirimían sus juegos de poder lejos de sus ciudades y campos, en las de los países más pobres. Este fenómeno, que duró hasta la década de los noventa cuando ocurrió la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas[22] y la flexibilización del modelo económico chino[23], dio paso a una hegemonía del capitalismo en los imaginarios globales.
Para los años noventa y la primera década del siglo XXI, el discurso del odio y la polarización ideológica se mantuvieron en niveles relativamente bajos, incluso durante los primeros años del desarrollo de la World Wide Web. El surgimiento de una plataforma de comunicación interactiva global no alteró este equilibro, probablemente por el espíritu libre que caracterizó la génesis de Internet y porque durante las primeras décadas de la web los usuarios eran esencialmente jóvenes idealistas que buscaban construir un mundo mejor[24].
Un giro radical en un baipás histórico
En muy corto tiempo, a inicios del siglo XXI, el que parecía ser un momento de la historia marcado por la tolerancia, pasó a convertirse en un nuevo campo de batalla discursivo, pero esta vez digital y virtual. Poco a poco se vio el crecimiento de un ciberespacio repleto de odio visceral, con nuevos matices y posturas extremistas en múltiples dimensiones de la vida contemporánea[25].
En este abrupto giro, los “medios sociales” como Facebook y Twitter se convirtieron en las plataformas nativas de dicho discurso, involucionando hasta convertirse, en lo que algunos académicos y periodistas han denominado “cloacas discursivas decadentes”[26], al tiempo que políticos radicales “tanto de izquierda como derecha y de cuanta posible filiación exista[27]“, algunos líderes religiosos “unos por extremistas y otros solo oportunistas” y variados conspiracionistas, comenzaron a capitalizar este odio para la promoción de sus intereses particulares. En su marcha hacia el poder y el control de la población, polarizaron nuevamente la sociedad, e incluso algunos expertos no descartan que estemos llegando a la frontera de un nuevo levantamiento social que conduzca a terribles guerras civiles[28], en una aparente y lamentable involución histórica[29].
¿Cómo se consolidó en tan corto tiempo un ciberespacio tan radicalizado y opuesto a la tendencia construida en las últimas décadas?
Existen muchos probables factores, especialmente de origen social, pero sin duda la creciente desigualdad social y económica podría ser la principal causa, apalancada por la creciente conectividad y avalancha de contenidos, fenómeno que permitió a las personas evidenciar con sus propios ojos y tamizajes, la inequidad presente en prácticamente todas las sociedades contemporáneas. [30]
No obstante, y sin desconocerse que el fundamento de cualquier conflicto social subyace en aspectos propios de la condición humana, paralelamente ha emergido un fenómeno tecnológico que pareciera catapultar el conflicto. Basta solamente con preguntarse qué tienen en común la Primavera Árabe[31], los levantamientos sociales vandalizados en Chile[32], los Indignados en España[33], el Brexit en el Reino Unido [34] [35] [36], las protestas en Venezuela[37], el discurso incendiario de Trump[38], los denominados cacerolazos en Colombia y Brasil[39], las protestas anti raciales en Estados Unidos[40], la destrucción de estatuas alrededor del mundo[41], las protestas contra el confinamiento resultante del Covid19 [42], la movilización de grupos ultras para la desestabilización de Estados Unidos [43] y el discurso del odio promovido por algunos líderes religiosos[44] musulmanes o cristianos[45] o de cualquier credo.
Aunque parezca imposible, todos estos fenómenos de orillas tan opuestas y sin aparente conexión ideológica en entre ellos – independientemente de la validez de las causas vinculadas, que por supuesto no son el objeto de este artículo – tienen un elemento protagónico en común: el masivo uso de Facebook y su filial WhatsApp como plataformas de difusión, tal y como se puede comprobar en los respectivos enlaces que suceden a cada una de las anteriores citaciones.
La polarización de los algoritmos de Facebook
Un reciente artículo publicado por The Wall Street Journal, titulado “Facebook Executives Shut Down Efforts to Make the Site Less Divisive”[46], denunció que Facebook tenía pruebas de que sus algoritmos polarizan y enfrentan a los usuarios, pero sus directivos descartaron soluciones al considerar que la polarización aumenta notablemente el uso del medio social[47].
El informe, resultado de una auditoría interna, concluyó que los algoritmos de la red social“explotan la atracción del cerebro humano hacia la confrontación” [48]. Esta investigación surgió como respuesta al escándalo Cambridge Analítica, y sus investigadores determinaron que los algoritmos de la red social estaban logrando el efecto contrario a su propósito original: conectar al mundo[49].
“Si no se controla, Facebook terminará proporcionando a los usuarios contenido cada vez más divisivos en un esfuerzo por atraer la atención de estos y aumentar el tiempo en la plataforma”[50] Concluye uno de los informes de auditoria.
El informe del medio estadounidense asegura que la compañía decidió desalentar la investigación por orden directa de altos mandos, y que los ejecutivos de Facebook conocían desde 2018, por otros estudios, el carácter polarizador de los algoritmos que utiliza la plataforma para la moderación de contenidos y que “la configuración de estos promueve intencionalmente la división entre las personas”[51].
Aunque las revelaciones hechas por The Wall Street Journal en su reciente artículo dan la impresión de ser novedosas, no es la primera vez que la opinión pública conoce del tema[52], pues hace menos de un año, el cofundado de Facebook, Chris Hughes, escribió un artículo de opinión en el New York Times, en donde aseguró que la influencia de Mark Zuckerberg llevó a “sacrificar seguridad y civismo a cambio de clics”[53]. Hughes fue aún más lejos al proponer que Facebook debe ser disuelta, dado el “incontrolable poder” de esta compañía[54].
“Dado que Zuckerberg controla la mayoría de las acciones con derecho a voto de Facebook, la junta directiva funciona “más bien como un comité asesor, dejando así que Zuckerberg decida por su cuenta la configuración de los algoritmos detrás de Facebook, Instagram y WhatsApp, sacrificando intencionalmente seguridad y civismo a cambio de clics”[55]Chris Hughes en The New York Times
En conclusión y teniendo en cuenta que Facebook es propietaria de los dos medios sociales más populares en el mundo y de las plataformas de chat más utilizadas lo que lo convierte quizás en la estructura con más poder de influencia en la historia[56] [57] [58], es indispensable prestar mucha atención a la denuncia publicada por The Wall Street Journal[59]. Empresarios, académicos, políticos y ciudadanos deben revisar la evidencia sobre la responsabilidad de Facebook en la promoción de todos los crecientes conflictos globales y las denuncias realizadas por el mismo cofundador de este medio social, y presionar a los parlamentos y entidades regulatorias de Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Europa y Australia, para que como líderes y promotores de la regulación digital introduzcan nuevos y estrictos marcos regulatorios para las plataformas de medios sociales y sus algoritmos.
También urge revivir el debate acerca de la división y desintegración corporativa de Facebook Inc. – una estrategia legal ya empleada antes con otras compañías monopolísticas – lo que, sin debilitar la economía ni desincentivar la innovación, permitiría desconcentrar el casi ilimitado poder que ostenta Mark Zuckerberg, tal como lo propuso en su momento la senadora estadounidense Elizabeth Warren[60] o hasta el mismo cofundador de Facebook, Chris Hughes[61][62].
Por: Gabriel E. Levy B. – www.galevy.com
Foto: Alex Haney en unspalsh.com
[1] Estadísticas sobre WhatsApp de Statista
[2] Estadísticas de la plataforma Hootsuite
[3] Ranking de medios sociales de la plataforma Statista
[4] Artículo sobre las guerras mundiales
[5] Artículo académico: Las guerras civiles: consideraciones teóricas desde las Ciencias Sociales
[6] Artículo Académico: Polarización y conflictos en LATAM
[7] Artículo académico: Los efectos económicos de la guerra
[8] Artículo de UN: La historia de las naciones unidas
[9] Artículo de UN: Objetivos de las Naciones Unidas
[10] Artículo sobre el Discurso del Odio del CIDH
[11] Artículo: comprender y luchar contra el discurso del odio
[13] Cifras y Análisis del Instituto smithsonian
[14] Libro: De animales a dioses
[15] Libro: De animales a dioses
[16] Libro: De animales a dioses
[17] Artículo enciclopédico sobre la contracultura
[18] Cifras y Análisis del Instituto smithsonian
[19] Artículo sobre el Discurso del Odio del CIDH
[20] Artículo de BBC: ¿Qué fue la guerra fría?
[21] Libro: Teorías de la Guerra Fria
[22] Artículo de la Vanguardia sobre la caída de la Unión Soviética
[23] Documento Académico: China 30 años de crecimiento económico
[25] Artículo académico: El Discurso del odio en las redes sociales: un estado de la cuestión
[26] Artículo de opinión del país de España sobre las Redes Sociales como Cloacas
[27] Entrevista del País de España: “La Redes sociales promueven el populismo”
[28] Artículo del Obsevador de Uruguay sobre una posible guerra civil en USA
[29] Artículo de la Tribuna del País Vasco sobre una posible guerra civil en Europa
[30] Libro: Consecuencias sociales del uso de Internet
[31] Artículo académico: La revolución de Facebook durante la primavera árabe
[32] Artículo académico: El uso de Facebook en las protestas estudiantiles en Chile
[33] Artículo periodístico sobre el papel de Facebook en España durante movimiento de los Indignados
[34] Video de Ted, conferencia de Carole Cadwallard “El papel de Facebook en el Brexit”
[35] Artículo de análisis: ¿Qué esconde Facebook sobre el Brexit?
[39] Artículo de la BBC sobre los cacerolazos en Colombia
[41] Noticia acerca de como influencer de Instagram destruye estatua para ganar seguidores
[42] Artículo periodístico de 20 minutos sobre eventos de protesta contra confinamiento
[43] Nota periodística de gestión.pe acerca del movimiento Boogaloo Bois en Facebook
[44] Artículo académico: Disputas y tramas evangélicas en Redes sociales
[45] Artículo de la BBC: Los evangélicos y el Coronavirus
[46] Denuncia de The Wall Street Journal sobre la intencional intensión de Facebook de polarizar
[47] Artículo periodístico de Bussiness Insider sobre la polarización intencional de Facebook
[48] Denuncia de The Wall Street Journal sobre la intencional intensión de Facebook de polarizar
[49] Artículo periodístico de Bussiness Insider sobre la polarización intencional de Facebook
[50] Artículo del Observatorio de regulación latinoamericana: Observacom
[51] Denuncia de The Wall Street Journal sobre la intencional intensión de Facebook de polarizar
[52] Nota periodística de Infobae sobre las críticas de los medios de comunicación hacia Facebook
[53] Artículo de opinión de Chris Huges en The New York Times
[54] Nota de prensa del diario la República sobre la columna de opinión de Hughes
[55] Artículo de opinión de Chris Huges en The New York Times
[56] Estadísticas sobre WhatsApp de Statista
[57] Estadísticas de la plataforma Hootsuite
[58] Ranking de medios sociales de la plataforma Statista
[59] Denuncia de The Wall Street Journal sobre la intencional intensión de Facebook de polarizar
[61] Artículo de opinión de Chris Huges en The New York Times