Aunque las aplicaciones como Google, Facebook, Youtube, Hotmail o Twitter no cobran un costo monetario por sus servicios a los usuarios, no significa que sean totalmente gratuitas, ya que el uso de estos productos se paga con datos y privacidad, uno de los activos más valiosos del siglo XXI y que ha dado lugar a un nuevo tipo de comercio denominado: “Data Brokers”[1], fenómeno que se ha visto potenciado con el uso intensivo de Internet como consecuencia de la actual pandemia y el subsecuente confinamiento.
Un libro publicado recientemente por la filósofa Ibero-mexicana: Carissa Véliz, denominado Privacy is Power[2], analiza en profundidad el comercio de datos, al igual que el fenómeno que la académica Shoshana Zuboff denominó hace algún tiempo como: “Capitalismo de Vigilancia”, prendiendo las alarmas sobre el peligro que representa para las democracias occidentales.
¿Qué tan legítimo es que se utilicen los datos privados como mercancía?
Por: Gabriel E. Levy B.
La profesora emérita del Harvard Bussines School: Shoshana Zuboff, fue quien acuñó hace apenas unos años el concepto de “‘capitalismo de la vigilancia”[3], en un libro que lleva ese nombre y mediante el cual sugiere que la información resultante de la huella de uso de internet de los ciudadanos, se podría considerar como un excedente conductual privativo “propiedad”, el cual se usa como insumo de procesos avanzados de producción conocidos como inteligencia de máquinas, con los que se fabrican indicadores predictivos que se pueden de forma muy eficiente, anticipar al comportamiento de cualquier ser humano conectado a la red.
Por último, estos productos predictivos son comprados y vendidos en un nuevo tipo de mercado de predicciones de comportamientos que Zuboff denominó “mercado de futuros conductuales”, razón por la cual, afirma como resultado de sus investigaciones, que los grandes empresarios de la vigilancia se han enriquecido exponencialmente con esas operaciones comerciales, ante un mercado de información que anticipa el comportamiento de los consumidores[4].
“… Google inventó y perfeccionó el capitalismo de la vigilancia en un sentido muy similar a como General Motors inventó y perfeccionó el capitalismo gerencial hace un siglo. Google fue la pionera tanto intelectual como práctica del capitalismo de la vigilancia; fue quien sufragó su investigación y su desarrollo; y fue la que abrió camino con su experimentación y su implementación. Pero ya no es el único agente embarcado en esa misión. El capitalismo de la vigilancia se extendió con rapidez a Facebook y, más tarde, a Microsoft. …” Shoshana Zuboff en el libro capitalismo de la vigilancia[5]
La misma visión de Shoshana Zuboff, la comparte la otra filósofa Carissa Véliz, quien afirma en su nuevo libro “Privacy is Power”[6], que: “la economía de datos se ha desplegado ante nuestras narices durante la última década, y nos dimos cuenta tarde de la gravedad de sus consecuencias”, por lo que la autora concluye que la única respuesta posible es acabar con este modelo intrusivo y abusivo, ya sea mediante una regulación del uso de los datos o la prohibición expresa de su comercialización.
El concepto de Data Brokers
Los Data Brokers, también conocidos como vendedores o comercializadores de datos, son personas o empresas que se dedican a recoger información de los consumidores mediante algoritmos, ya sea con o sin su permiso, y que la venden a un tercero que esté interesado en obtener dicha información, para diversos fines legales o no.
En términos sencillos, Los data brokers son empresas dedicadas a la recopilación, procesamiento y venta de información personal, en un mercado global creciente de alta demanda de compradores, algunos legales y otros al margen de la ley.
El mercado de los Data Brokers es un negocio próspero que crece alrededor del mundo y no solo se trata de compañías multimillonarias como Google o Facebook que amasan fortunas manipulando los datos de los usuarios, sino también de oscuras organizaciones que venden esta información en la Dark Web.
La regulación el mejor camino
En una entrevista concedida por Carissa Véliz a la revista Retina del País de España, a propósito de la publicación de su libro, aseguró que la mejor ruta para poner freno al abuso en el comercio de datos e información privada de los ciudadanos es la regulación gubernamental, de la misma forma como ha ocurrido con otros sectores económicos en el pasado:
“Si repasamos la historia veremos que hemos podido regular cualquier otra industria: los ferrocarriles, la banca, la energía, los automóviles, la alimentación… En su momento, el poder de Rockefeller fue brutal. Es posible que la estrategia más factible sea asegurarnos de que las grandes tecnológicas dejen de ser monopolios y después regular los detalles de la privacidad.” Carissa Véliz[7]
En el caso particular de Google y Facebook, Carissa asegura que no se trata de un modelo de venta de nuestros datos, sino el poder para influir en nuestras vidas y producir cambios controlados en la voluntad y el destino de las personas:
“La autonomía ha sido un principio fundamental para las sociedades occidentales, en particular europeas, desde hace siglos. Es el fundamento de nuestra ética. Y es absurdo que haya un sistema de negocios que se base en la idea de manipular esa autonomía, de socavarla. Carissa Véliz”[8]
Un fenómeno acrecentado por la Pandemia
El confinamiento prolongado que derivó de la actual pandemia, aumentó significativa y exponencialmente el uso de Internet a nivel global, lo cual a su vez también desencadenó una mayor generación de datos por parte de los usuarios, tanto en compras virtuales, uso de plataformas y dispositivos, como en el aumento de la huella digital, lo que ha potenciado el negocio del comercio de datos, incluso para muchas personas que hasta ahora se habían resistido al uso de plataformas digitales, pero que por cuenta de la pandemia se vieron obligadas como único mecanismo de comunicación a estar conectados y por consiguiente a tener que sacrificar su privacidad.
La actual pandemia ha representado un importante punto de inflexión, pues ya no se trata de Internet como una alternativa, sino Internet como el principal medio de comunicación humano, lo cual ya no deja la regulación como una opción para los gobiernos, sino que obliga una urgente intervención de lo que podríamos denominar un nuevo tipo de servicio público.
En conclusión, la comercialización, gestión y administración de los datos privados de los usuarios se convirtió en la última década en uno de los negocios más prósperos en Internet, que a su vez han catapultado a muchas compañías de Sillicon Valley como Google y Facebook, sin embargo, aunque se constituye en una compensación ante la gratuidad de los servicios prestados, diversos expertos como las filósofas Carissa Véliz y Shoshana Zuboff han prendido las alarmas respecto del riesgo que representan para la privacidad y los derechos civiles, razón por la cual se hace necesario una urgente regulación en la materia para proteger a los ciudadanos y los estados de derecho, mucho más en un momento historia como el actual, en el que Internet se convirtió en un servicio público esencial.
[1] Artículo de DataBlog sobre los Data Brokers
[2] Enlace al libro disponible en Amazon.com
[3] Libro: La era del capitalismo de la vigilancia: La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder: Shoshana Zuboff,
Grupo Planeta, 2020 ISBN, 8449337623, 9788449337628
[4] Libro: La era del capitalismo de la vigilancia: La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder: Shoshana Zuboff,
Grupo Planeta, 2020 ISBN, 8449337623, 9788449337628
[5] Libro: La era del capitalismo de la vigilancia: La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder: Shoshana Zuboff,
Grupo Planeta, 2020 ISBN, 8449337623, 9788449337628
[6] Libro: Privacy is Power: Why and How You Should Take Back Control of Your Data. Carissa Véliz- Random House, 2020. ISBN1473583535, 9781473583535 288 páginas.
[7] Entrevista de la Revista Retina del País de España a Carrissa Veliz
[8] Entrevista de la Revista Retina del País de España a Carrissa Veliz
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